Neurociencias, libre albedrío y culpabilidad - Neurociencias y derecho: reflexiones sobre la cognición social, el libre albedrío, la dignidad humana, la culpabilidad y la prueba novel - Libros y Revistas - VLEX 950069864

Neurociencias, libre albedrío y culpabilidad

AutorCarlos Arturo Gómez Pavajeau, Carolina Gutiérrez de Piñeres Botero
Páginas123-262
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capulo iii
neurociencias, libre albedro y culpabilidad
La experiencia de vivir confinado en un campo de concentración nazi no le
arrebató la dignidad a Viktor Frankl, quien expresó, de manera paradigmática
en pro de la libertad: “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la
libertad humana –la libre elección de la acción personal ante las circunstancias–
para elegir el propio camino”1.
Los politólogos han identificado la secuencia neurociencias, libre albedrío y
culpabilidad como la base de los problemas más acuciantes de las instituciones
modernas frente a los cambios tecnológicos del presente, postulando la necesidad
de defender un concepto de dignidad humana viable2. Los neuroantropólogos
filósofos son contundentes en precisar la necesaria e inescindible relación entre
“libertad decisoria” y “dignidad de la persona”3.
En Colombia, el tema objeto de este aparte ha sido muy bien identificado
por Alejandro Vanegas, quien en un corto pero sustancioso escrito, presentado
como ponencia en un foro internacional, afirma que las relaciones entre dere-
cho y neurociencias, si bien parecen muy actuales, se remontan a los aspectos
sustanciales que configuran al Estado Liberal de Derecho, puesto que este
genera todas sus categorías a partir de la voluntad, muy especialmente para el
Derecho Penal con sus instituciones de la voluntad y el dolo.
La evidencia de ello la suministra también la antropología filosófica, toda
vez que, como dice Gehlen en el ser humano “el aspecto interno y el externo
se suponen recíprocamente”, de lo cual debe concluirse que en la conducta se
presenta “un ensamble o conjunción de lo proveniente de dentro y de fuera”
como núcleo de su esencia5, habida cuenta de que, según Lorite Mena, desde
la aparición del Homo habilis las “relaciones entre exterioridad e interioridad
se entremezclan continuamente”6.
1 franKl, ob. cit., p. 95.
2 fuKuyama, ob. cit., pp. 189, 191 y 222.
3 sanguineti, ob. cit., p. 225.
alejandro vanegas franco. Derecho y neurociencia, Santiago de Chile, Congreso de Academias
Derecho, Legislación y Jurisprudencia, 212, p. 1.
5 gehlen, ob. cit., p. 17.
6 josé lorite mena. El animal paradójico. Fundamentos de filosofía antropológica, Madrid, Alianza, 1982,
p. 25.
Neurociencias y derecho
12
En un trabajo anterior, en coautoría con Francisco Javier Farfán Molina7,
recordando ahora lo que mencionábamos en torno a las afirmaciones efectuadas
por el neurocientífico Vilayanur Ramachandran, expresábamos que el siglo xix
fue el escenario de la disputa entre la filosofía o metafísica y la ciencia, en que
esta influenció en aquella de tal forma que casi la hace desaparecer, pero con
unos resultados bien interesantes respecto del nacimiento de la Teoría de la
Ciencia y la Teoría del Conocimiento a cargo de la Filosofía de la Ciencia, como
preámbulo de entendimiento de las ciencias de la naturaleza y las ciencias del
espíritu. Uno de los aspectos más golpeados de la filosofía radicó en la tentativa
de su reemplazo por la psicología social –“omnes philosophiae progressum in
psychologia constitum esse”–, lo que Husserl calificó como que “el positivismo,
por así decir, decapita a la Filosofía”8, muy a pesar de lo cual surgieron pro-
puestas de ciencias particulares muy importantes, como resultó ser la psicología
con rasgos profundamente culturales9.
Tal vez el primer intento de reconciliar ciencias de la naturaleza y ciencias
del espíritu se produjo desde una perspectiva superior, muy seguramente no
siguiendo la ortodoxia metodológica de la primera, sino integrando los cono-
cimientos por ella demostrados al ámbito de la reflexión filosófica, a través de
la disciplina que florece con Max Scheler a finales de los años veinte del siglo
pasado, apuntalada en la filosofía fenomenológica y que, al integrarse con los
conocimientos múltiples que ofrecen las diferentes ciencias que estudian al
hombre, toma el nombre de “antropología filosófica” y que, en la actualidad,
en el marco de la mencionada reconciliación es llamada por Giménez Amaya y
Sánchez-Migallón, médico y filósofo respectivamente, como el “conocer me-
jor el interior del hombre” desde la neurociencia. Pregonan, pues, un diálogo
interdisciplinar reclamado por la sociedad y el hombre, donde cada ciencia y
disciplina sea consciente de la otra y de su importancia y significación, sin dar
cabida por ninguna parte a los reduccionismos que quiebran el trabajo conjunto,
habida cuenta de que la neurociencia “nos está proporcionando muchos datos
que nos pueden ayudar a conseguir mejor nuestros objetivos, a entendernos
mejor a nosotros mismos como seres sociales, morales y espirituales”1.
7 carlos arturo gómez pavajeau y francisco javier farfán molina. “El polígrafo y su utilización
como acto de investigación en el derecho sancionatorio”, Revista Derecho Penal y Criminología, vol.
xxxv, n.º 98, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 21.
8 giménez amaya y sánchez-migallón, ob. cit., p. 131.
9 Cfr. Klaus christian KöhnKe. Surgimiento y auge del neokantismo. La filosofía universitaria alemana entre
el idealismo y el positivismo, José Andrés Ancona Quiroz (trad.), México, Fondo de Cultura Económica,
211, pp. 27, 3, 38, 53, 5, 73, 89, 138, 139, 161, 177, 182, 23, 259 , 275 y, muy especialmente, 292.
1 giménez amaya y sánchez-migallón, ob. cit., pp. 55 y ss.
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En fin, opina tal grupo interdisciplinar de trabajo que “la Neurociencia
ha sacado a la luz, desde la Ciencia experimental, cuestiones filosóficas”, pero
también “da la impresión de que el objeto de la Neurociencia, y ella misma, va
evolucionando hacia planteamientos netamente filosóficos”, hasta el punto de
hablarse de “neurofilosofía” y “neuroantropología”11.
En el siglo xix y gran parte del xx se produjo un big bang de conocimientos
en las ciencias de la naturaleza que fueron aprovechados por las ciencias del
espíritu, lo que poco a poco se fue menguando; no obstante, hoy parece revita-
lizarse tal proceso con superlativa fuerza e intensidad, por virtud de la entrada
en escena de las neurociencias, las cuales prometen grandes transformaciones
en los estudios científicos y muy especialmente en una nueva perspectiva de
entendimiento entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, siendo pa-
radigmática la afirmación de la existencia de nuevas disciplinas como la llamada
“neurofilosofía”, campo perteneciente a la moderna neurociencia12.
Se afirma con propiedad que “la ciencia y la tecnología avanzan a un ritmo
nunca visto en la Historia de la Humanidad” y es preciso, para lo cual se cita
al gran científico Antonio Damasio, que tal tipo de conocimiento se traslade al
público en general y muy especialmente a los gobernantes13, puesto que así se
legitiman en la conciencia colectiva procesos legales y de justicia, que demandan
que se les incorpore como un todo del conocimiento jurídico los conocimientos
científicos pertinentes y relevantes1.
En el siglo xxi se plantea por los científicos la necesidad futura de que las
neurociencias trabajen conjuntamente con otras disciplinas culturales y sociales,
que propicien un “diálogo entre las neurociencias y los diferentes dominios de la
sociedad” fundado en “trabajos mancomunados e interdisciplinarios”. Cumple
así la ciencia la “metáfora” contundente y extraordinaria, “capaz de formular las
preguntas y elaborar las respuestas sobre grandes desafíos” cultur ales y sociales,
pues también a estos puede servirle de modelo para su desenvolvimiento, aun
en temas que fueron de dominio de filósofos y juristas con claras implicancias
éticas, legales y judiciales15; sin más ni más, como lo afirma el neurocientífico
Jean-Pierre Changeux, se “hace necesaria una reflexión crítica que confronte
11 Ibid., pp. 79, 8 y 8.
12 manes y niro, ob. cit, p. 267. Muy especialmente changeux, ob. cit., p. 27.
13 eduardo punset. El alma está en el cerebro. Radiografía de la máquina de pensar, Barcelona, Destino,
212, pp. 8 y 18.
1 manes y mateo, ob. cit., p. 267. Muy especialmente changeux, ob. cit., p. 27.
15 Cfr. manes y niro, ob. cit., pp. 23, 3, 31, 3, 37, 8 y 85. La neurorreabilitación es una disciplina por
esencia interdisciplinaria, tanto en su desarrollo teórico e investigativo como en el práctico; así lo pone
de presente josé jerónimo navas palacios en el Prólogo al libro de ana maría águila maturana y

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