¿Por qué psicológicamente es imposible el socialismo? - El Genial Capitalismo - Libros y Revistas - VLEX 909035750

¿Por qué psicológicamente es imposible el socialismo?

AutorMiguel De Zubiría Samper
Páginas187-205
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Capítulo 8.
¿Por qué psicológicamente es imposible
el socialismo?
Protéptica. ¿Quieres para ti y tu sociedad estas
maravillas?
1. ¿Que desaparezca la explotación capitalista o que los dueños de las
empresas dejen de robarle a sus trabajadores su plusvalía? ¡Sí!
2. ¿Que la educación sea un derecho gratuito? ¡Sí!
3. ¿Que las personas reciban salarios similares y acabar denitivamen-
te con las horribles diferencias entre unos y otros? ¡Sí!
4. ¿Que todos accedan a bienes similares, sin injustas excepciones? ¡Sí!
A todo respondo sí. Es el socialismo. Maravilloso, ciertamente. ¿Quién
podría objetar esta maravilla de propuestas? ¡Nadie! O solo un
desalmado. Piénsalo, a cualquier muchacho lo enamoran estas ideas.
Ocurrió y aún hoy ocurre a escala masiva.
En ese entonces, avizoramos un cercano paraíso terrenal, a la vuelta de
la esquina, andábamos maníacos. Algún camarada me comentó una
noche de parranda, muy infrecuentes, dada la férrea moral comunista:
Si el socialismo es el paraíso en la tierra, ¿para qué entonces las religiones?
Para nada, se respondió a sí mismo. Lo seguí con un enérgico brindis de
vino barato, único compatible con la moral socialista.
La fantasía socialista
Luego de formularme agudas preguntas sobre las diferencias
económicas entre las personas, que ciertamente no pude responder
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ninguna, mi querido abuelo Papa Memo me contó que existía una
sencilla explicación, comprensible hasta para un jovencito de trece años,
yo. Explica todas las diferencias humanas un hecho: que los dueños de
los medios de producción se apropian gran parte del trabajo de sus
trabajadores, en forma de plusvalía. El concepto nuclear marxista, su
credo, su axioma fundante.
La plusvalía extraída a sus trabajadores enriquece a los burgueses;
mientras a ellos los desciende hasta el nivel de subsistencia. El gana,
todos ellos pierden. Entre más gane él, más perderán ellos. El capitalismo
es un juego gana-pierde, con el agravante de que siempre gana el
mismo.
¡Suciente para un jovencito de trece años! La teoría de la plusvalía
explicaba las terribles diferencias humanas, aborrecibles, injustas,
despiadadas. Las odiosas disparidades entre el señor con chofer y
decenas de personas arrumadas en buses o busetas urbanas en las
horas pico, en esa época destartaladas. ¿Por qué? Porque el dueño de
este medio de producción, el bus, le desea sacar hasta la última gota de
plusvalía al chofer. ¿Entonces, para qué arreglarla? Para nada.
La plusvalía explicó las crueles diferencias humanas. Marx no se detuvo
allí, descubrió una solución maravillosa a esta inequidad de siglos: la
revolución socialista. Si las desigualdades las origina la plusvalía, la
solución está a la mano: arrebatarle a los dueños de las empresas su
propiedad y hacerla de todos. ¡Y asunto resuelto!
Qué maravilla de solución, pensamos los preadolescentes de mi
generación, y de anteriores, entre ellos mi abuelo. Mi padre no, porque
creía en la libertad, en todas las libertades humanas. Le replicaba: “¿Cómo
puede ser alguien libre si no todos lo son?. Pensé que tenía la razón; ahora
veo que para nada, casi siempre nos ocurre esto con los padres, que son
más sabios de lo que pensamos. Qué pena querido padre, donde ahora
estés.
1. ¿Que desaparezca la explotación capitalista, que los dueños de las
empresas dejen de robarle a sus trabajadores su plusvalía? ¡Sí una y
mil veces!

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