Reenmarquemos la economía, reenmarcándonos a nosotros mismos - Retomemos la economía. Una guía ética para transformar nuestras comunidades - Libros y Revistas - VLEX 851267548

Reenmarquemos la economía, reenmarcándonos a nosotros mismos

AutorJ. K. Gibson-Graham/Jenny Cameron/Stephen Healy
Páginas27-43
Reenmarquemos la economía, reenmarcándonos
a nosotros mismos
¿Qu é
es
la economía?
Si creyéramos en las noticas, como se supone que deberíamos hacer,
nuestras vidas estarían dictadas por la condición de la economía. Nues-
tras riquezas descansan sobre qué tan bien los gobiernos administran la
economía y qué tanto alcance tienen las empresas en el crecimiento de
la misma. Los economistas se han convertido en los adivinos del mun-
do moderno que predicen lo que sucederá, en tanto las tasas de interés
suben y bajan, las monedas se reevalúan o devalúan y se expanden o
contraen los mercados nacionales y de exportación. Así, la economía
parece ser una máquina controlada que gobierna nuestras vidas.
Se trata más aún de una máquina cuyas interacciones han sido
capturadas en modelos de funcionamiento. A nales del siglo XIX,
Irving Fisher diseñó y construyó un modelo mecánico de la economía
usando un sistema de tanques de agua, palancas, válvulas y tuberías.
Al ajustar las llaves y los niveles de agua pudo modelar el impacto de
los cambios económicos, incluyendo las caídas o los aumentos de las
demandas de los consumidores y el aumento o la disminución de los
ujos monetarios.
Desde entonces, especialistas en economía han continuado
jugando con máquinas y modelos para demostrar la mecánica de la
interacción económica. Una de las más famosas máquinas fue cons-
truida en  por el economista neozelandés Bill Phillips (el de la
famosa curva de Phillips). El Computador Análogo del Ingreso
Monetario Nacional, o MONIAC, hizo su debut en la Escuela de Eco-
nomía de Londres. Mucho antes de que simulaciones computarizadas
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pudieran hacerlo matemáticamente, la máquina usaba agua para
simular cómo uía el dinero en la economía británica. Al cerrar las
válvulas y jalar las palancas, el operador Dios de la economía podía
ver el impacto de las intervenciones, tales como el crecimiento o el
descenso de las tasa de interés. Se construyeron alrededor de cator-
ce copias de esta máquina que fueron vendidas a instituciones tales
como las universidades de Oxford, Cambridge y Harvard, a la compa-
ñía Ford Motors y al Banco Central de Guatemala.
Esta imagen de la economía como una máquina ha prevalecido
a lo largo de todo el siglo XX. Los grandes actores son las empresasde
negocios y los inversores quienes elaboran productos, ganancias y
riquezas, los bancos que ajustan las tasas de interés y los gobiernos
que desaceleran o promueven el crecimiento ampliando o ajustando
el gasto scal. Cada día las personas son incluidas como asalariados y
consumidores —generadores de demanda con apetitos que necesitan
ser satisfechos—.
Se considera que la máquina opera mejor si se la deja funcionar
con sus propios mecanismos. Las intervenciones que puedan realizar
ciudadanos comprometidos, sindicatos, ambientalistas y aún gobier-
nos son vistas como una amenaza a las operaciones uidas y aceita-
das de esta máquina. Más importante todavía, se piensa que este tipo
de interferencia amenaza el mantra de crecimiento que lleva a esta
máquina a una producción cada vez mayor.
La imagen de la economía como una máquina ha sido tan fuerte
que aún a comienzos del siglo XXI, economistas tales como Jefrey Sachs
declaran lo siguiente: “Lo hermoso de los mercados es que ellos se auto-
rregulan. Usted realmente no tiene que hacer mucho. Solamente tiene
que ajustar dos grados el control y toda la economía nacional cambia…
Usted puede sentarse en un Ministerio de Finanzas o en un Banco Cen-
tral y llevar a cabo un tremendo progreso para toda una economía.
Nótese la conanza de Sachs en que el progreso uye automáti-
camente si la máquina es mínimamente guiada por un operador de la
economía. Pero ¿está bien fundamentada su conanza? Un crecien-
te número de personas ha expresado enormes preocupaciones sobre
cómo funciona esta máquina de la economía. Tiene un apetito voraz
e insatisfecho por los recursos naturales. Es bastante indiferente a las
28 • RETOMEMOS LA ECONOMÍA

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