Tramas del vacío: construcciones literarias y sociabilidad en la Argentina del siglo XIX - La sociabilidad como práctica social, política e intelectual - La sociabilidad y lo público. Experiencias de investigación - Libros y Revistas - VLEX 851096084

Tramas del vacío: construcciones literarias y sociabilidad en la Argentina del siglo XIX

AutorJosé Alves de Freitas Neto
Páginas127-150
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La imagen de una A rgentina dividida surgió entre las élites ilustradas libera les del siglo
 como una metáfora recurrente del lenguaje político de ese país, y conrió desde
entonces un signicado particu lar a su historia. Pasados doscientos años desde el inicio
del proceso de independencia, la polarización y las divisiones políticas continúan fun-
cionando en una lógica dicotómica. Este mecanismo, que se originó en las disputas
de la Generación de 1837 en relación con los gobiernos de Rosas (1829-1852), ha sido
reiterado y reinterpretado por sucesivos grupos que han marcado la cultura política
argentina1.
La representación de las “dos Argentinas” ha sobrevivido al tiempo, ocultando
las tensiones que atraviesan a los diferentes grupos en disputa. E ntre todos los juegos
dicotómicos, la polaridad más intensa sigue siendo la de civilización y barbarie, sis-
tematizada en la obra de Domingo Faustino Sarmiento, Facundo, de 18452.
Reconociendo el juego dual y sus especicidades, es necesario hacer una adver-
tencia previa: identicar la dualidad discursiva en su historicidad, no es lo mismo
1 A propósito, véase la obra de Svampa (1994): “La image n ‘Civilización y Barbarie’ t uvo un primer
empleo en Argentina a l sintetizar el principio de legitimación pol ítica del libera lismo triunfa nte
y una estrateg ia de lucha para llegar al pode r. ‘Civilización o Ba rbarie’ fue desde el principio una
imagen polisé mica; su ecacia simbólica se ha llaba relacionad a con la capacidad de abarcar y
enlazar d istintas problemáticas y reg istros como lenguajes diferentes . Se insertó [...] en el disposi-
tivo simbólico de la con strucción liberal, dentro de un proyec to general de modernización. Dicha
imagen expres aba cabalmente l as dos dimensiones de l proyecto civiliz atorio: la exclusionista y la
integradora” (p. 290).
2 Estos discu rsos están inser tos en el debate sobre las identidades , en un juego de imagen y contra-im a-
gen, como lo describió el crític o uruguayo Aínsa (1986): “En las pareja s antinómicas que se enume-
ran a continuación, la s connotaciones positiv as y negativas se muestran cru zadas según los puntos
de vista estét icos, ideológicos o políticos en juego. M ás que una línea que separe taja ntemente las dos
columnas que present amos, la ambigüedad y l a oscilación de las frontera s nos permiten hablar de una
interacción dia léctica entre unas y otras concept ualizaciones, según lo s períodos y según los países.
Aunque la opción bipolar —po sitiva y negativa— debe ser rech azada desde un punto de vis ta crítico
contemporáneo, no puede omitir se en la perspectiva histórica, t antas polémicas y tanta violenc ia se
han desencade nado en su nombre” (p. 71).
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que reiterarla como elemento explicativo; se trata, más bien, de comprenderla como
un aspecto funcional pa ra los grupos en disputa. Tampoco se trata de hacer una hi s-
toria esencializada de los conceptos, aunque resulte necesa rio comprender sus matri-
ces históricas y la especi cidad de su formato discursivo. La tarea c onsiste, entonces,
en abordar las tramas políticas de la Argentina de la primera mitad del siglo , a
partir de lo que forma e informa, de lo que revela y de lo que está encubierto.
Esta investigación part ió de dos cuestiones centrales: saber cómo abordar crítica-
mente un mito continuamente reiterado e indagar cómo se engendró este discurso.
Estas preguntas me llevaron a una construcción anterior a la obra de Sarmiento y
su seminal argumento de la civilización y la barbarie. Un discurso anterior y más
inestable que la consagrada dualidad: el vacío, perspectiva desde la que abordo aquí
las cuestiones planteadas. El vacío, en ocasiones presentado como discurso sobre la
naturaleza fí sica, otras veces como una cuestión cultural, est á registrado en los textos
de los miembros de la Generación de 1837, como Esteban Echeverría (1805-1851),
y en el periódico La Moda (1837-1838), uno de cuyos editores era Juan Bautista
Alberdi (1810-1884). Echeverría y La Moda constituyen, entonces, las fuentes de
esta investigación.
Este asunto, por supuesto, ha recibido ya la atención de la historiografía desde
diferentes enfoques. La obra clásica de Halperin Donghi (1980) y la más reciente
publicación de Fermín Rodríguez (2010), trabajos en claves complementarias en
cuanto al enfoque empleado y a la temporalidad que abordan, son dos ejemplos sig-
nicativos. El tema del vacío no surge como algo aleatorio; se encuentra, de hecho,
presupuesto en otros temas, como un faro que nos ayuda a iluminar otros aspec-
tos del consolidado debate entre civilización y barbarie. Este elemento nos permite
repensar la pregunta inicial desde una mirada que se aleja de la teleología naciona-
lista, y nos revela el esfuerzo de construcción de una nación a partir de los grupos
existentes, o de aquellos que para entonces carecieran de reconocimiento en la vida
pública, como las mujeres y los jóvenes3.
3 La dimensión territori al fue objeto de estudios como el de Schei nes (1993), quien teoriza sobre la
cuestión del vacío y del c aos: “Nos aterra el caos tanto c omo el vacío, y la historia puede entenderse
como un esfuer zo de milenios por conjurar esos dos miedo s originales que en rigor son uno solo.
Caos [...] signica espacio vacío. [...] Vacío, caos, tinieblas, abismo: el hombre no puede habitar
el vacío ni el caos, s e pierde en las tiniebla s, se abisma, se di sgrega en la nad a. Fundar un orden
sobre el caos-vacío es lo que sa lva. Solo desde el orden, habitándolo, patria hum ana fabricada por
el hombre para el hombre, que lo protege de la s tinieblas y el abi smo, puede ejercer la libert ad,
hacer, crear, tener historia . [...] Volviendo al tema de Amér ica, este continente representó ya para
los europeos del siglo  el desa fío y la atracc ión del vacío, espacio puro, un nada que, por ser
precisamente eso, n ada, podía converti rse en todo. Sólo en el ámbito virgen y esperante de América
la utopía podía imag inarse como realidad f utura. El trecho entre lo vacío y lo lleno o entre c aos y el
orden se recorre haciendo” (pp. 99-100).
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