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La transgresión moral de segundo orden: 'el daño colateral'

AutorGiovanni Alberto Gómez Rodríguez
Páginas241-276
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Capítulo 4
La transgresión moral de segundo orden:
“el daño colateral”
La transgresión moral de segundo orden ocurre cuando se ejerce violencia
estructural de forma injusta e inexcusable mediante el uso de la fuerza y la
capacidad militar y, como consecuencia, se causa daño o sufrimiento y se violan
derechos. Este tipo de transgresión moral se basa en la perspectiva del sistema
implicado en la violencia que se ejerce y en la de las víctimas que sufren sus
efectos, y el daño colateral es el objeto de análisis.
La violencia estructural que se puede imputar a un ejército es de dos
tipos: violencia estructural por acción o inacción y violencia estructural sin actos
violentos y, en función de ellas, se da la transgresión moral de segundo orden.
En primer lugar, la violencia estructural por acción o inacción se presenta
cuando se emplean armas de destrucción masiva y nuevas armas basadas
en tecnologías láser y cibernéticas. Su operación requiere de coordinación en
red, es violencia de la negatividad, se encuentra vinculada al poder y por esta
vía implica a los ejércitos. Estamos hablando de fuerza ejercida en el nivel
operacional y estratégico donde los determinadores son los Estados nación y
las organizaciones supranacionales como la ONU, la OTAN , la Unión Europea,
etc. Esta abarca todos los modos de operación de la llamada dominación de
pleno espectro, que incluye misiones múltiples, guerra postmoderna, guerra no
evidente y guerra contra el terrorismo.
En segundo lugar, la violencia estructural sin actos violentos es una forma de
violencia que persigue propósitos de poder que se presenta cuando se ejerce vio-
lencia sin actos violentos, cuando se busca llevar a cabo una dominación discreta
por medio de la capacidad militar y no de la fuerza, e incluye la acción integral,
la guerra especial, las misiones de paz y las operaciones humanitarias; en todas
ellas participa el soldado biopolítico.
Desde la perspectiva del perpetrador, el análisis de la violencia estructural y
la transgresión moral de segundo orden es una cuestión de suma complejidad,
¿Por qué los buenos soldados hacen cosas malas?
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porque las acciones son realizadas por personas inmersas en el funcionamiento
de un sistema que las ordena y las determina en sus engranajes. Lo propio sería
juzgar las implicaciones del sistema, pero esto no tiene sentido en un estudio de
losofía moral que examina el comportamiento de individuos, de sujetos libres
que determinan sus acciones y sobre las cuales se les imputa responsabilidad.
Es un ámbito diferente de otros en los que resulta viable y útil estudiar la deci-
sión de entidades políticas y actores económicos que eligen racionalmente de
acuerdo con variables objetivas. Al respecto, se pronuncia Arendt:
Este punto de vista es el propio de las ciencias políticas y, si actuamos,
o mejor, valoramos dentro de su marco de referencia, hablamos de
sistemas buenos y sistemas malos, y nuestros criterios son la libertad
o la felicidad o el grado de participación de los ciudadanos, pero la
cuestión de la responsabilidad personal de quienes hacen funcionar
el sistema es algo marginal. Aquí es verdad, ciertamente, que todos
los acusados en los juicios de la postguerra dijeron, para excusarse:
“Si no lo hubiera hecho yo, cualquier otro lo habría hecho”.1
Además, encontramos en sus argumentos alternativas adecuadas para
ordenar nuestro pensamiento y las categorías que empleamos:
Sin embargo, aunque el procedimiento judicial o la cuestión de la
responsabilidad personal bajo una dictadura no autorizan el desvío de
responsabilidades del hombre al sistema, el sistema tampoco puede
dejarse al margen de toda consideración. Aparece en forma de cir-
cunstancias, tanto desde el punto de vista legal como desde el moral,
en un sentido muy parecido al que nos hace tener en cuenta la situa-
ción de las personas socialmente desfavorecidas como circunstancias
atenuantes, pero no eximentes, en el caso de delitos cometidos en el
mundo de la pobreza.
2
De esta manera, hemos procedido a la disposición de los diferentes ele-
mentos materiales y teóricos en grados jerárquicos mediante el constructo
1 Arendt, Responsabilidad y juicio, 59.
2 Ibíd., 61.
La transgresión moral de segundo orden: “el daño colateral”
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sistemas de referencia que da cuenta de las condiciones y circunstancias post-
modernas en las cuales se desenvuelve el sistema militar. Las fuerzas situacio-
nales y los condicionamientos sobre el sistema también han sido valorados,
y registramos especialmente las determinaciones del mismo sistema sobre el
individuo, sobre la conciencia moral del soldado, en la discusión ethos frente
a conciencia moral.
En esta instancia analítica de nuestra investigación, persistimos en con-
servar este orden y estas categorías. Adicionalmente, hemos intentado aislar
las variables estrictamente intrínsecas o subjetivas del fenómeno de la trans-
gresión moral de “primer orden” de aquellas extrínsecas o estructurales del
sistema, de “segundo orden”. Así, en lo que respecta a la transgresión moral
de segundo orden, aunque no se juzguen las acciones del sistema, sino las de
los hombres inmersos en él, haremos énfasis en las circunstancias y determi-
naciones externas. A n de cuentas, no estamos escindiendo la realidad, sino
mirándola en cada uno de sus componentes antes de volver a representárnosla
íntegramente.
La transgresión moral de segundo orden está ligada al mal banal, a diferen-
cia de la de primer orden, que se relaciona con el mal radical. Esto signica que
su fuente es distinta, es decir, que no se trata de la perversidad o mal corazón
del perpetrador, sino de una serie de condicionamientos —fuerzas situacionales
y mecanismos sociales— que actúan sobre el juicio moral de quien termina
transgrediendo la moral, ya sea por debilidad de carácter, ya por ausencia de
recursos para superar tales circunstancias. Algunas de estas circunstancias son
fuertes imposiciones, mientras que otras son situaciones que favorecen el pre-
dominio de la maldad y, otras, distorsiones en la percepción.
En esta transgresión intervienen también los elementos que suspenden
el juicio de acción individual —registrados en la transgresión moral de primer
orden—, pero la transgresión moral de segundo orden, por cuanto causa daño
mediante las capacidades mismas del sistema, se presenta a causa de determi-
naciones exógenas, a saber: la relación entre los distintos sistemas de referencia,
el conicto entre moralidad y ley y los mecanismos de desvinculación moral
del sistema social.
Una manera que se muestra adecuada para identicar esta forma de trans-
gresión moral es retraernos hasta sus efectos, el daño colateral que ha sido
causado, y en función de las circunstancias que intervinieron en la decisión

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