Apéndice. Entrevista a Rubén Jaramillo Vélez, 19 de octubre de 2008
| Autor | Rubén Jaramillo Vélez |
| Cargo del Autor | Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes de Bogotá y Filosofía, Sociología e Historia en la Universidad Libre de Berlín |
| Páginas | 169-204 |
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APÉNDICE
ENTREVISTA A RUBÉN JARAMILLO VÉLEZ,
19 DE OCTUBRE DE 2008
La Facultad de Comunicaciones en este momento presenta un
conversatorio que desarrollamos con el profesor Rubén Jarami-
llo Vélez de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá,
quien ha sido un par académico permanente con la Universidad
de Antioquia desde hace más de treinta años aproximadamente.
Nos acompañan en esta entrevista el profesor Juan Carlos Celis
Ospina, profesor del Departamento de Sociología de la Univer-
sidad de Antioquia; la profesora Gloria Patricia Lopera Mesa,
de la Escuela de Derecho de la Universidad Eafit; el profesor
Rafael Alfonso Rubiano Muñoz, de la Facultad de Derecho de
la Universidad de Antioquia; mi colega Juan Guillermo Gómez
García, profesor de Literatura de la Universidad de Antioquia;
Edison Darío Neira Palacio, Decano de la Facultad de Comu-
nicaciones, colega de Juan Guillermo en el área de literatura.
Bueno, pues, damos comienzo a esta entrevista. Rubén, en el
marco de sus estudios básicos en Bogotá, ¿qué elementos cree
usted que lo condujeron a la elección de la filosofía, más ade-
lante en los estudios superiores?
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Rubén Jaramillo Vélez (en adelante R. J. V.): Bueno, yo tuve
un buen profesor de Filosofía en el Colegio Alfonso Jaramillo;
era el señor Acero, que estudiaba Derecho en esa época, como
era muy frecuente en el magisterio de bachillerato (estudiaba
Derecho en la Javeriana) y aunque utilizaba un texto de neo-
tomismo de Régis Jolivet (que fue una especie de manual muy
usado en la época) era bastante abierto y permitía las discusio-
nes. Yo recuerdo que, cuando muy joven, leí el Zarathustra por
primera vez (con una actitud jacobina muy apresurada, por
cierto, porque yo después volví a leer a Nietzsche con más cui-
dado) yo llegué a la clase a informar sobre todo el nihilismo de
Zarathustra y no había objeción. El Colegio Alfonso Jaramillo
era muy liberal, don Alfonso Jaramillo era un gran pedagogo, de
aquí, de Abejorral, Antioquia, pero se había formado en Bélgica,
era de la escuela de don Agustín Nieto, él había sido vicerrector
del Gimnasio Moderno y, como don Agustín Nieto Caballero,
aportó los métodos de Decroly, de María Montessori. De ma-
nera que era un ambiente muy humanista el del Colegio, muy
liberal. Aunque desde luego influyó mucho en mi formación
la biblioteca de mi padre. Por ejemplo, acabo de mencionar a
Nietzsche: yo empecé a leerlo muy joven; la primera lectura fue
muy superficial. Cuando llegué a Alemania una de las primeras
obras que adquirí fue la edición de Karl Schlechta de Nietzsche
y me dediqué, entre otras cosas, a buscar en el índice aquellos
temas que yo ya había trajinado y prácticamente hice un relec-
tura en ese sentido, pero, como les digo, ya desde el bachille-
rato me interesé mucho. Recuerdo que por allá en quinto de
bachillerato compré varios Diálogos de Platón, de esa pequeña
colección, esa bonita colección de Aguilar, y me leí varios, de
una manera muy intuitiva.
Pero, naturalmente, ya la formación más seria está muy vin-
culada, en mi caso, en su primera etapa sobre todo, a la gestión
docente de Danilo Cruz Vélez en su mejor época. Desafortu-
nadamente, el profesor Cruz Vélez, que era, sobre todo, un ex-
celente exégeta de textos, se retiró muy rápido de la docencia:
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él ya lleva como treinta y tantos años fuera de la docencia. Por-
que era realmente entonces un hombre muy consagrado, muy
sistemático, aunque restringido en sus temas. Él, por ejemplo,
nunca se ocupó de Hegel, lo cual siempre lamenté. Yo después
en Alemania, sobre todo con Margarita von Brentano, a quien
siempre recuerdo con mucho afecto, estudié la Fenomenología
del espíritu. Danilo Cruz Vélez no se metió nunca ni con Hegel,
ni con Marx ni con Freud; pero era muy bueno enseñando a
Aristóteles, por ejemplo; eso para mí fue definitivo, yo creo que
el contacto con Aristóteles, temprano, un contacto temprano,
con la mente muy fresca y muy desprevenido, es como con el abc,
con el abecedario de la filosofía de Occidente. También leí con
Danilo Cruz varios Diálogos de Platón: recuerdo, por ejemplo,
algunos libros de La República, el Fedón, El Banquete, el Critón,
y luego la Física y la Metafísica de Aristóteles. También ese es
el abecé. Y creo que se debe leer en pregrado, se los debe leer
con la mente muy inocente. También Danilo era muy bueno le-
yendo a Kant, la Crítica de la razón pura que yo mismo he leído
varias veces con estudiantes, aunque mis seminarios sobre Kant
ahora se consagran sobre todo a la filosofía de la historia, los
escritos sociales; sin embargo, siempre hago una lectura básica
de la Crítica de la razón pura, a partir de la idea de finitud, que
emparenta mucho a Kant con Feuerbach, y a través de Feuer-
bach con Marx.
Edison Neira (en adelante E. N.): Bueno, Rafael Carrillo,
¿qué papel cumplió en esa atmósfera?
R. J. V.: No, yo a Rafael Carrillo lo vine a conocer más tarde,
prácticamente por la época en que yo iniciaba mi relación con
Juan Guillermo Gómez. Compartimos con Juan Guillermo la
amistad con Carrillo. Yo a Carrillo lo conocí cuando ya era pro-
fesor de la Universidad Nacional, y comencé a frecuentarlo en
la cafetería del Hotel Continental de Bogotá, donde él acostum-
braba a ir todos los días a leer la prensa y a tomar café, y después
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