Carreras de artesanos y mercado del trabajo en Turín (siglos xviii y xix) - Microhistorias - Libros y Revistas - VLEX 845695445

Carreras de artesanos y mercado del trabajo en Turín (siglos xviii y xix)

AutorGiovanni Levi
Páginas221-237
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Carreras de artesanos y mercado del
trabajo en Turín (siglos  y )*
E   sociológicos sobre la estraticación de la sociedad preindus-
trial del Antig uo Régimen, la movilidad social aparece más c omo una excepción
que como una regla. En general, esta sociedad es percibida de manera erró-
nea como una en la que todos los miembros pertenecen a rígidos órdenes, tan
cerrados en los planos simbólico y material, que se les tiende a asimila r a castas,
a jerarquías cerradas que pesa n de manera determinista sobre los individuos.
Es cierto también que ha existido un interés por cierta s formas de movilidad:
la pendiente que transformó al propietario campesi no en mendigo o la del noble
que cae en la ruina. También se ha insistido en la existencia de inst ituciones
que preservaban el estatus socia l y el lugar de los diferentes órdenes con el n
de protegerlos de los efectos de las crisis económicas. Junto con la movilidad
descendente también se identica ron movimientos ascendentes, en part icular,
aquellos que conducían a una renovación de las élites. Pero, aun en este caso, se
considera que no hubo una fusión real entre los grupos emplazados y las fuerzas
en ascenso, porque los privilegios simbólicos, simi lares a los de una casta, solo
eran posibles a través de la herencia. Ambos grupos ma ntenían sus diferencias
en el comportamiento, el estilo de vida y el prestig io. Incluso, en el caso de los
artesanos, el sistema de corporaciones parece suministrar la prueba de una
estructura c ontrolada de manera rígida, domi nada por reglas internas y regu-
laciones legales que funcionaban como ltros que condicionaban el ingreso en
la profesión. Esta inexibilidad aparente es, sin embargo, engañosa, y no solo
porque su presencia y su ecacidad dirieron de un lugar a otro. Es menester
* Tomado de Annales ..., n.°  (noviembre-diciembre de ): -. Traducción del francés
de Luciana Fazio.
David Rose, editor, Social Stratication and Economic Change (Londres: Hutchinson, ),
Introducción, -.
 
recordar que este sistema rígido suponía e implicaba una amplia red movediz a
de individuos ajenos a la corporación. Las impresiones superciales de inex i-
bilidad no deben desconocer esta base socia l móvil, desde los campesinos sin
tierra y mendigos, hasta los niños desheredados o abandonados, las v iudas y
ancianos, lisiados y anormales. Estos grupos no constituían un mundo total-
mente ajeno a las corporaciones, pese a las restricciones legales, las regulaciones
y los privilegios que limitaba n el acceso.
En síntesis, la imagen tradicional era la de una sociedad donde la movili-
dad social era prácticamente inexistente, salvo cuando sobrevenían ca mbios
estructura les mayores que propiciaban una reorganización radica l. La imagen
era la de un sistema rígido y cerrado sacudido con cier ta periodicidad por fases
de movilidad estructural. A lo largo del tiempo, así fuera por razones demo-
grácas simples, la élite debía reclutar nuevos miembros por fuera de sus l as,
sin lo cual habría comprometido su mera reproducción. De modo más general,
estos cambios en la estructu ra del empleo entrañaban una movilidad “forzad a”,
debido a personas que simplemente abandonaban los ocios, o sectores que
desaparecían o entraban en cr isis e ingresaban en las profesiones y en las ramas
en donde se abrían nuevos espacios. Es solo bajo esta premisa estructur al que se
considera que la sociedad del Antiguo Régimen mantenía u na tasa de movilidad
relativamente elevada: el crecimiento de la burocracia del Estado, la difusión
de la industria y la evolución de los contratos en la agricultura produjeron una
importante movilidad forzada. Por el contrario, se atribuye a esta sociedad
una movilidad débil de circu lación (el excedente de la movilidad total, una vez
deducida la parte correspondiente a la movilidad estr uctural). Para emplear los
términos de Goldthorpe, se puede decir que la socied ad preindustrial tenía una
importante movilidad profesional absoluta, pero una escas a movilidad relativa.
Por otro lado, también debemos reconocer que la mayor parte de cuestiones
con que abordamos los mecanismos de movilidad son simplemente anacrónicos
e incapaces de brindar una descripción adecuada y realista de los comporta-
mientos y de las motivaciones de las poblaciones. En las sociedades en las que
son muy marcadas las desigualdade s de nivel de vida y de oportunidades debería
prestarse mayor atención a las diferencias que en derecho tienen los individuos a
un estatus. Con ello quiero seña lar que las cuestiones clásicas (las que apuntan a
medir cuántas personas pas aron de un nivel a otro) presuponen la existencia de
una coherencia general del sistema social, y permiten hablar de la ex istencia de
clases ordenadas de manera discreta y jerá rquica. En realidad, nos enfrentamos
a sociedades que, en materia de estatus, est án llenas de reglas fragmentarias e
incompatibles entre sí. En consecuencia, están atravesadas por un mov imiento
continuo de trayectorias individuales de mov ilidad interna dentro de los grupos,
que solo una perspectiva anacrónica y dogmática supone como homogéneas.
La movilidad y la selección por el mérito no se producen solo entre grupos;

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