Introducción
| Autor | Milkiades Guarín Salazar/Olga Lucía Mayorga Rincón |
| Cargo del Autor | Magíster en Administración de la Universidad de Monterrey/Magíster en Administración |
| Páginas | 9-11 |
INTRODUCCIÓN
Los procesos de globalización, marcados por la revolución de las nuevas tecnologías en informática y
comunicaciones (NTIC), la consolidación de mercados en grandes bloques, la implantación de políticas
neoliberales1 como proyecto de renovación del capitalismo global y los nuevos desarrollos tecnológicos
especialmente de las comunicaciones, abocaron al hombre de la sociedad del conocimiento o, como la
dene el maestro Castells (2006), “la sociedad red”2, a redenir conceptos fundamentales sobre los que
reposaba el edicio político y democrático levantado en los siglos pasados.
La nueva sociedad red del conocimiento demanda cambios paradigmáticos profundos en todos los
frentes, requiere de la innovación y permutas en las formas tradicionales de hacer las cosas, en los campos
de la formación, la producción, la comercialización y en la mayoría de las actividades relacionadas con
la sociedad; sin embargo, solicita también un cambio en la concepción del ser humano, una propuesta
de hombre del bienestar, de la democracia, del desarrollo sostenido y sustentable, un hombre ecológico,
respetuoso del bien común, el cual espera cambios signicativos acordes con su nuevo comportamiento
de ciudadano de la aldea global.
La educación es uno de los medios por excelencia que permite el acercamiento del hombre a los nuevos
paradigmas, mediante el despliegue de las funciones sustantivas3 de docencia, investigación y proyección
social. Las instituciones de educación y, en este caso, las de educación superior les facilitan a los usuarios
del sistema la adquisición de nuevas y necesarias competencias, acceder a conocimientos inéditos, a la
investigación a través de la participación en grupos y la conformación de redes y a la innovación, lo que
posibilita la adaptación y creación de nuevas tecnologías y saberes.
Importantes estudios han demostrado la estrecha relación entre el desarrollo económico y una educa-
ción competitiva, entre ellos los que aporta el profesor Alan B. Krueger4 y Mikael Lindahl (2001, p. 79)5,
quienes argumentan que “la educación es al mismo tiempo semilla y or del desarrollo económico”. Se
destaca que la educación debe tenerse en cuenta como uno de los motores para el desarrollo económico
de un país o una región. Por lo tanto, la educación superior debe considerarse prioridad estratégica de
cualquier política encaminada a la competitividad.
En la actualidad Bogotá6 y los municipios circundantes han establecido dentro de sus planes estraté-
gicos posicionar la región como una de las más competitivas de América Latina. La región en los últimos
1 Samir Amin es uno de los pensadores actuales de la relación neoliberalismo y capitalismo y del desarrollo en el contexto de la
economía global.
2 En su libro La sociedad red una visión global, Castells nos muestra una nueva conguración social caracterizada por la interco-
nectividad, por una red de redes que se comunican entre sí.
3 Ley 30/1992. Mediante la cual se organizó la educación superior en Colombia.
4 Krueger es profesor universitario y asesor del presidente Obama. Trabaja el vínculo entre la educación, el desarrollo y los
asuntos públicos.
5 Lindahl trabaja el concepto de tasa de retorno de inversión en la educación y la importancia de la educación en lo micro y en lo
macro y los efectos sobre la economía.
6 Posicionamiento competitivo de Bogotá 2014 es un libro de la Cámara de Comercio de Bogotá, donde se presenta la información
comparativa de Bogotá con otras ciudades latinoamericanas desde la competitividad.
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