Movimiento piquetero, multisectorialidad y cambio social - Coca, desempleo y dignidad. Resistencias entre lo local y lo global contra el neoliberalismo - Libros y Revistas - VLEX 850310922

Movimiento piquetero, multisectorialidad y cambio social

AutorCarolina Cepeda Másmela
Páginas159-205
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Capítulo 4. Movimiento piquetero,
multisectorialidad y cambio social
El movimiento piquetero se organizó en Argentina a mediados de la déca-
da de los noventa como una forma de resistencia contra dos consecuencias
negativas de la implementación de políticas neoliberales, que había iniciado
a nales de la década de los setenta: el desempleo y la precarización socia l.
Las primeras movili zaciones piqueteras contra la privatización de empresas
públicas y los despidos masivos tuvieron lugar en las provincias de Neuquén
y Salta, en 1996, desde donde se difundieron por todo el país a lo largo de
la década de los noventa, hasta llegar a consolidarse como una de las prin-
cipales formas de resistencia contra el neoliberalismo en América Latina
y el mundo en 2001, enmarcada dentro del internacionalismo progresista
(Worth, 2013). Sin embargo, desde 2004 se puede observar un declive en a l-
gunas organizaciones piqueteras y una tr ansformación de algunas de estas,
las cuales ampliaron su base de mi litantes y su agenda política, convirtiéndose
en movimientos multisectoriales.
La difusión y consolidación de la lucha piquetera tuvo lugar en el marco
global de auge del movimiento alterglobalización, entendido como un pro-
ceso de cambio social, dentro del cual se i nscriben diferentes movimientos y
organizaciones sociales (véase el capítulo 2). Así, el objetivo de este capítulo
es analizar cómo se articulan, en un primer momento, la lucha piquetera
y, posteriormente, la lucha multisectorial con el proceso del movimiento
alterglobalización, teniendo en cuenta que estas pueden entenderse como
formas de resistencia local contra el neoliberalismo, comprometidas con
ese proceso de cambio.
El capítulo sostiene que, en el caso de los movimientos piqueteros y
multisectoriales, el encuentro entre lo local y lo global tiene lugar a través
de los dos mecanismos de vernaculización/localización y enmarcamiento
global, en un proceso en el que ambos tienen el mismo peso y en el que inter-
vienen las cuatro caracterís ticas del sistema global identicadas en el capítulo
anterior. Si bien el neoliberalismo argentino adoptó una forma muy particu-
lar, asociada fundamentalmente a las política s de privatización de empresas
estatales y a la liberal ización nanciera, lo que generó una vernaculización
del neoliberalismo y de la forma como se organiza la resistencia en su contra,
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los sujetos movilizados en las luchas piqueteras y multisectoriales reconocen
que el proceso de instauración neoliberal responde a una lógica global, por
lo que las resistencias en su contra tienen varios puntos de convergencia,
alrededor de los cuales es posible producir articu laciones de largo aliento.
El capítulo está dividido en cuatro sec ciones que ayudan a ilustr ar ese
encuentro. En un primer momento, se presenta el proceso de instauración del
neoliberalismo en Argentina y los rasgos especícos que este adoptó debido
a las particula ridades nacionales y locales, con el n de entender sus efectos
y la forma en que se experimentó la violencia estructural del neolibera lismo.
En segundo lugar, se describe el proceso de organización del movimiento
piquetero, a partir del cual se originan los movimientos multisectoriales,
teniendo en cuenta sus demandas, reivindicaciones y estrategias y su papel
en los cambios políticos de la Argentina de los últimos 15 años. En tercer
lugar, se analizan los cambios en la estr uctura de oportunidad política para
el movimiento piquetero, de acuerdo con dos elementos fundamentales: la
exacerbación de la movilización social nacional y global y la respuesta del
Estado frente a los desafíos presentados por las organizaciones sociales, y a nte
la necesidad de mantenerse dentro del modelo hegemónico. En cuarto lugar,
se presenta las organizaciones multisectoriales, especícamente el Frente
Popular Darío Santillá n y el Movimiento Popular La Dignidad, y se analiza
cómo estas se articulan con el proceso del movimiento alterglobalización,
bien sea a través de vínculos explícitos, como coaliciones regionales, o más
informales, como el globalismo de justicia.
Violencia estructural del neoliberalismo en Argentina
La instauración del neoliberalismo en Argentina t iene sus orígenes en la úl-
tima dictadura mi litar (1976-1983), conocida entre los círculos anes como
Proceso de Reorganización Nacional, cuando se implementaron reformas
económicas orientadas hacia la liberalización económica, las c uales favorecie-
ron a un sector particula r de las élites económicas. De acuerdo con Eduardo
Rinesi (2010), esto tuvo un gran impacto en la estructura social argentina,
dado que a partir de este periodo las clases domi nantes, otrora heterogéneas,
se unicaron bajo la hegemonía de los sectores nancieros; al mismo tiempo,
las clases populares, antes homogéneas, se frag mentaron en diferentes grupos
sociales, con lo que es posible ubicar a la dictadura dentro del proyecto de
restauración del poder de clase, implícito en el neoliberalismo, tal y como lo
describe David Harvey (2007a).
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La transformación señalada por Rinesi (2010) fue posible a partir del
desmonte del modelo de industrialización por sustitución de importacio-
nes, el cual había logrado consolidar una burguesía nacional, apoyada en
una clase obrera con capacidad de consumo, pero que había excluido a los
sectores rurales y los sectores urbanos ma rginales (Cardoso y Faletto, 1984,
pp. 109-115). El modelo estuvo liderado por Juan Domingo Perón, quien
construyó un discurso de i nclusión de la clase obrera y lo llevó a la práctica
con la consagración de derechos laborales y salariales que generaron un
mejoramiento en las condiciones de vida de los trabajadores, al tiempo que
ayudó a la expansión y consolidación de un mercado interno (Riggirozzi,
2009). Así mismo, se difundió la noción peronista de trabajo digno: “un
buen trabajador, un trabajador dignicado era la persona que iba a trabajar,
llegaba temprano, trabajaba duro, tal vez hacía tiempo extra, y después iba
a casa y era capaz de comprar cosas para su fa milia debido al trabajo duro”
(Sitrin, 2012, p. 45).
A pesar de ello, el modelo enfrentó diversos problemas que llevaron a
las élites políticas y económicas a replantearlo. Por un lado, se fundamentó
en el superávit generado por las exportaciones de bienes primarios (Cardo-
so y Faletto, 1984; Riggirozzi, 20 09), lo que generó enfrentamientos entre la
burguesía nacional y los sectores agroexportadores, oc asionando una gran
inestabilidad política; por otro lado, la tendencia global empezaba a reorientar
los modelos y políticas económicas hacia un marco neoliberal, como en los
casos de Chile, Estados Unidos y Reino Unido (véase capítulo 1).
En ese contexto tuvo lugar el golpe de Estado el 24 de marzo de 1976, el
cual instauró en el poder a una junta mi litar, integrada por el almirante Emi-
lio Eduardo Massera, el brigadier Orlando Ramón Agosti y el teniente gene-
ral Jorge Rafael Videla, quien sería elegido como presidente. Sus primeras
medidas fueron la clausura del Congreso, la destitución de los funcionarios
peronistas de los más altos cargos del poder judicial y de la adm inistración
y la prohibición de toda actividad política a sindicatos, partidos políticos,
movimientos sociales y agrupaciones políticas de oposición. La prioridad del
Gobierno era iniciar una lucha directa contra las organi zaciones subversivas
—Montoneros y Ejército Revolucionario del Pueblo—, con el argumento de
que estas estaban lleva ndo a cabo actos terroristas y debían ser desmantela-
das. Así, el terrorismo de Estado, acompañado de la su spensión de libertades
y garantías colectivas e i ndividuales, se convir tió en la principal estrategia
con la que el Gobierno militar atacó a las organizaciones subversivas y a
todos aquellos grupos que en su imaginario se pudieran asociar a estas.

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