Paz con justicia - Después de la violencia. Memoria y justicia - Libros y Revistas - VLEX 857251586

Paz con justicia

AutorReyes Mate
Cargo del AutorDoctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid y por la Wilhelms-Universität de Münster (Renania del Norte-Westfalia)
Páginas37-56
37
PAZ CON JUSTICIA1
Reyes Mate
Instituto de Filosofía del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC)
Amor y Verdad se han dado cita,
Justicia y paz se besan…
Justicia marchará ante él
y Paz seguirá sus huellas.
(Ps 85, 11.14)
1
El presidente de Uruguay, José Mujica, decía recientemente en
una inteligente entrevista concedida al diario madrileño El País,
que “lo más importante que está pasando en América Latina es
1 Intervención en el XV Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana
“Diálogos sobre memoria, justicia y utopía”, Colombia, julio de 2013.
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rey es m ate
la tentativa de construir la paz en Colombia […] por eso hay
que tratar de ayudar”. Y él lo hacía con esta reflexión: “cuando
hay mucho dolor se apela al sentimiento de justicia. La justicia y
el dolor en estas cosas andan al filo de la navaja con la venganza
hacia un lado y otro. Lo prioritario es la paz, la paz, la paz”.2
Piensa, pues, que la justicia o, mejor, la injusticia, el dolor que
produce la injusticia, invita a la venganza y no a la paz, por tanto,
si queremos paz, hay que poner entre paréntesis la justicia. Coin-
cide la opinión de este político avezado y sobresaliente por tantas
razones con la opinión de Slom BenAmi, exministro de exteriores
israelí, que preguntaba a los palestinos “a cuánta justicia estaban
dispuestos a renunciar para conseguir la paz”.3 Paz por justicia.
Yo también pienso que las conversaciones de paz son muy
importantes, pero me pregunto si es posible la paz sin justicia o,
más exactamente, sin memoria de la injusticia.
2
Para cualquier observador externo, como es mi caso, la violencia
en Colombia es particularmente compleja porque sus agentes
proceden de mundos tan distintos como la guerrilla, los para-
militares, el narcotráfico y el propio Estado. Cada una de ellas
tiene sus propias motivaciones, estrategias y objetivos, pero si
nos permitimos subsumir todas esas modalidades bajo la rúbrica
general de “violencia”, es porque hay algo común a todas ellas, a
saber: la figura de víctimas, la figura de un ser inocente que es ob-
jeto de una violencia inmerecida. Hablemos pues de la violencia.
Lo primero que hay que decir es que la violencia, que hoy
tanto rechazo suscita, ha gozado de gran prestigio. Para comen-
zar hay que reconocer que la historia de la humanidad ha sido
fundamentalmente violenta. El testimonio de Hegel es definitivo:
2 El País, 2 de junio de 2013.
3 Slomo Benami, “¡Basta ya de criticar a Sharon!”, El Periódico de Catalunya, 25
de febrero de 2005, p. 9.

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