Selvas: amenazantes y amenazadas
Autor | Claudia Leal |
Páginas | 127-149 |
127
CAPÍTULO V
SELVAS: AMENAZANTES Y AMENAZADAS*
CLAUDIA LEAL
EN 1989, Sting, el carismático cantante de The Police, reconocida banda de
rock inglesa de la década de 1980, y Raoni Metuktire, uno de los principales
líderes de los indígenas kayapó del Amazonas, se reunieron con dirigentes de
la talla del papa Juan Pablo II, el presidente de Francia François Mitterrand
y el rey Juan Carlos de España. Estas reuniones hicieron parte de una gira,
que incluyó diecisiete países, encaminada a generar conciencia sobre la de-
forestación en la cuenca amazónica y el futuro incierto de los grupos indíge-
nas que viven en ella. Poco antes, Jean Pierre Dutilleux, director de cine
belga, había aprovechado una visita de Sting a Brasil para invitarlo a cono-
cer a Raoni y para que viera por sí mismo las amenazas que se cernían sobre
los bosques milenarios y sus moradores. Alarmados por la destrucción de la
naturaleza tropical y sus culturas, Sting y Dutilleux formaron la Rainforest
Foundation y escribieron un libro —Jungle Stories: Fight for the Amazon—
para promocionar la causa y recaudar fondos.
Muchos otros se sumaron a la cruzada por salvar los bosques húmedos
tropicales, la mitad de los cuales se halla en América Latina (la otra mitad
está en la cuenca del río Congo y en el sudeste asiático). Desde 1987, por
ejemplo, la Rainforest Alliance, ONG creada en Nueva York y que hoy cuenta
con dieciséis ocinas alrededor del mundo, ha certicado la sostenibilidad
de decenas de productos selváticos. Según su informe del 2012, “ha evitado
la destrucción de cientos de millones de acres de bosques […] y mejorado las
condiciones de vida de millones de personas” en su esfuerzo por contrarres-
tar los efectos de “la agricultura de tumba y quema, la extracción insensata y
la tala ilegal”1. Otros han intentado cambiar la mentalidad de las nuevas ge-
neraciones, enseñando que estos ecosistemas ayudan a estabilizar el clima
mundial; son el hogar de innumerables plantas y animales; mantienen el ciclo
* Para citar este capítulo: http://dx.doi.org/10.30778/2019.73
1 Rainforest Alliance, Protecting Our Planet: Redesigning Land Use and Business Practices, 25
years of Impacts, consultado el 27 de mayo del 2015, http://issuu.com/rainforest-alliance/docs/an-
niversary_120917_b/3?e=3062032/ 2615611.
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del agua; proveen protección contra inundaciones, sequías y erosión; y ga-
rantizan la subsistencia de grupos tribales2.
Esta idea global de ecosistemas en peligro, que pasa por concebir la im-
portancia estratégica de las selvas en dimensión planetaria, tiene sus oríge-
nes en la tala desmedida que empezó a mediados del siglo XX. Sin embargo,
la historia de las selvas en los últimos doscientos años no se limita a su pau-
latina desaparición. En la segunda mitad del siglo XIX la demanda de pro-
ductos tropicales disparó la extracción de unos pocos recursos —como
caucho y maderas nas— y la ampliación de monocultivos —de banano y
café, por ejemplo—, que permitieron a las naciones latinoamericanas avanzar
sobre las selvas, paradójicamente sin tener mayor impacto sobre la cobertura
forestal total de la región. La destrucción generalizada vino cien años des-
pués, con los esfuerzos estatales por desarrollar estos espacios y la llegada en
masa de campesinos sin tierra. El principal resultado ha sido la siembra de
pastos para la ganadería extensiva, que a su vez ha llevado a crear áreas de con-
servación, así como otras tituladas a indígenas y pobladores que han tenido
formas de vida compatibles con los bosques. En este largo proceso, gobier-
nos, pobladores locales, activistas y muchos otros se han disputado estos es-
pacios y sus recursos, y han hecho perder vigencia a la idea de inerno verde
que dominaba hace un siglo.
Como era característico en ese tiempo, un prominente viajero se rerió a
las selvas como espacios de esclavitud, degeneración, violencia y muerte. Ar-
turo Cova —protagonista y narrador de La vorágine, novela publicada en
1924— escapó de Bogotá con su amante, fue atrapado por el oscuro mundo
de la extracción de caucho amazónico y desapareció. Sus palabras expresan
la frustración que le generaba ese mundo extraño:
¡Oh selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado
maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde? [...] Tú eres la catedral de la pesa-
dumbre […] Déjame huir […] de tus enfermizas penumbras formadas con el há-
lito de los seres que agonizaron en el abandono de tu majestad. ¡Tú misma
pareces un cementerio enorme donde te pudres y resucitas!3.
La vorágine le valió a su autor, José Eustacio Rivera, un lugar prominen-
te en el panteón literario colombiano. Como Rivera, otros de los más desta-
cados escritores latinoamericanos de la época transmitieron el desasosiego
que les inspiraban las selvas. Rómulo Gallegos, el más reconocido escritor
venezolano del siglo XX, publicó Canaima (1935), novela en la que Marcos
2 Rhett Butler, “Why are Rainforests Important?”, Mongabay, 24 de junio del 2004: http://
kids.mongabay.com/elementary/401.html#FJXsBMH92ZxaKpBZ.99, consultado el 27 de mayo
del 2015.
3 José Eustacio Rivera, La vorágine (Bogotá: Biblioteca Popular de la Cultura Colombiana,
1946), 121-122.
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