Dónde se ubica la educación colombiana. El cuarto de San Alejo - Educación - Sin permiso - Libros y Revistas - VLEX 940123773

Dónde se ubica la educación colombiana. El cuarto de San Alejo

AutorRafael Díaz Meza
Páginas65-109
CAPÍTULO III
DÓNDE SE UBICA LA EDUCACIÓN COLOMBIANA.
EL CUARTO DE SAN ALEJO
Dicen que Alejo fue un santo romano nacido de patricios en el siglo V. La
misma noche de su frust rada boda con una “mujer de alcurnia” (¿qué nos ha brán
querido decir?) ésta lo convenció de que repartiera sus bienes y s e dedicara a una
vida pobre y austera. Por eso erró durante 17 años por paíse s extranjeros pidiendo
limosna, la única for ma de ganarse la vida incluso viviendo bajo la e scalera de
su casa donde nadie lo reconoció. La iglesia católica le asignó el 17 de julio
como su día de esta, pero lo borró del sa ntoral en 1969 aduciendo que en san
Alejo había más leyenda que rea lidad. (¿Cuál sa nto se salva de tal apreciación?).
Hoy el cuarto de san A lejo es el lugar pobre y sucio donde se guarda lo que
ya no sirve: chécheres, buena s y malas acciones, recuerdos gratos o ingrato s.
Frustraciones. Para simplic arlo con Gardel: donde queda la vergüenza de
haber sido y el dolor de ya no se r1.
Por veinticinco razones precisamos que la educación tradicional se halla en el
cuarto de san Alejo. Deberíamos reconocer que así es si queremos reubicarla en el
mejor lugar de la casa (país). En términos simples: nuestra educación que nació
con vicios, poco o nada ha mejorado, nada aporta a la formación ciudadana,
tampoco a la captura del saber ni a la búsqueda de la felicidad. Cada día sirve
menos. Por lo siguiente:
RA ZONES HISTÓRICA S
. N    :   
Los descubridores de América no solo aportaron la sílis y el chancro –unas
enfermedades vergonzosas como solía decirse–, sino otra peor: la religión católica
1 Nadie ha explica do por qué canonizaron a Alejo. Cabrí an dos tesis: porque repartió sus biene s o
porque se casó. ¡Compa rtimos la segunda!
R D M66
que venía a cultivar almas en tierra de animales (los nativos no eran personas, nos
dijeron) y rescatarlas para Dios. Con la consigna antimockusiana de que todo vale.
El medio más expedito para lograrlo fue la educación. La de ellos; es decir,
la que arrastraba una pesada carga de desesperanza o de esperanza mentirosa.
Entonces fundaron escuelas, colegios y universidades que se apropiaron en cuerpo
y alma de los nativos, a quienes no se permitió pensar diferente y ni siquiera
pensar. Había necesidad de convertir el animal en ser hecho a imagen y semejanza
de Dios, así hoy nadie haya logrado explicar en qué consiste esa imagen y de qué
manera nos haremos semejantes a Él.
Empero, lo que en principio fue una consecuencia obvia del descubrimiento
y la conquista, pronto tomó otras dimensiones. La educación se convirtió en
un n exclusivo y excluyente cuando alguien descubrió que era rentable: no
solo producía almas para el cielo, sino plata para sus dueños, los del cielo y de la
tierra. Nació la industria de la educación que otorgaba a los educandos esperanza,
puestos, dinero, aprecio, moralidad, sociabilidad, seguridad y distinción. ¡A los
educadores apenas les daban la satisfacción del deber cumplido! ¡Qué desigualdad
e injusticia! Quizás por culpa de ellas al maestro de hoy lo remuneran tan mal.
Imaginemos: si en lugar de la religión católica nos hubiera correspondido otra,
¿nuestro destino y educación serían mejores? La respuesta es sí, siempre que tal
religión fuera politeísta, es decir, que no gravitara en un dios único. Eso lo sabían
ya los romanos (lo que no es argumento sólido). Nuestro conocimiento dice que
las religiones monoteístas –a diferencia de las politeístas– son asimétricas y por
lo mismo son de una sola vía: no aceptan nada que no sea de su dios y con su
dios, así falsamente hablen de igualdad, del otro y de tolera ncia. Está demostrado
que su único marco mental es la exclusión, ya que lo demás –otros dioses, otras
formas de pensar– son falsas, heréticas y, entonces –en círculo vicioso– o estás
adentro o estás afuera. Te condenas o te salvas ¡Nos tocó lo primero!
La educación nuestra vivió (vive, parcialmente) por el Tratado de Letrán. En
su época confesional la laicidad era desconocida. Se pretendió y se logró que el
ordenamiento jurídico (Constitución de 1886, por ejemplo, tal como lo observa
el escritor H A  F ), se acomodara a las costumbres y usos del
catolicismo. Incluso en materia penal: que el pecado sea delito, y el delito, pecado.
¿Para qué este tipo de religión?, preguntamos. Los indios no podían saberlo
y aún mucho maestro nge ignorarlo, aunque lo sabían y lo saben los sacerdotes
2 Palabras sueltas. Bogotá: Planet a, 3ra ed., 2011, p. 108.
D     . E     67
por ser discípulos de S (1632-1677), el pensador que sostuvo que la religión
tiene el patrimonio de fomentar la obediencia. Para eso sirven las religiones
cuando son impuestas (no cuando son asumidas como fuero interno): para
formar esclavos.
De cualquier manera, el pecado de la educación nuestra es el original. Quiere
decir que nacemos con él y que –hagamos lo que hagamos– moriremos con él.
Una miserable tiranía implantada per sécula seculorum. ¡Amén!
. F      
Esta se forjó con la revolución industrial de Inglaterra (1760-1840) y terminó en
1929 con la depresión económica mundial. Esta era, desde el ca mpo sociológico,
corresponde a la segunda ola3; históricamente, a la Modernidad con producción
en masa como patrón.
Desde luego que –como todas las sociedades históricas, eras, olas y movimientos
sociales– ni el inicio ni la duración ni el n se corresponden en todas las geografías.
Para nuestro estudio, la sociedad industrial se caracteriza por:
Concebir la industria como única forma de producción de riqueza, la cual
integraban fábricas, máquinas y operarios.
Practicar la división del trabajo (D R  ) ancada en el t aylorismo
con sus tiempos y movimientos necesarios para realizar cualquier tarea.
• Obtener productos terminados (cero error) con máximo esfuerzo y mínimo
costo.
Producir en serie y masivamente para abaratar los costos de producción
y de consumo.
Dar cabida a dos clases sociales: a) Burguesía (banqueros, dueños de
fábricas, algunos profesionales y comerciantes adinerados) y b) Clase
obrera (operarios) que vendía su fuerza de trabajo, carecía de derechos
humanos y de medios de producción.
Anular la investigación, que luego apareció en la Ola de la información
(es decir, la siguiente).
3 A   T  .

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR