Cartografía de lo jurídico
| Autor | Luis Carlos Sáchica |
| Páginas | 82-88 |
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Las observaciones que anteceden nos dan un mapa muy complejo de lo jurídico, cuando se enfoca desde el punto de vista de la aplicabilidad y de la vigencia de sus reglas. Un mapa muy alejado de los esquemas optimistas y simples de los que creen en la eficacia plena del Estado de Derecho y reducen las cosas a dos zonas enfrentadas: de un lado, las reglas constitutivas del orden jurídico ordenando la vida social de un país y, del otro lado, el crimen, la ilegalidad, los violentos, los rebeldes que trasgreden aquellas reglas.
Pues bien. Yo no lo veo así. Voy a describir su accidentada topografía y la variedad casi inclasificable de regiones y subregiones en donde lo jurídico no siempre es el que manda.
Las situaciones que he logrado percibir e identificar son estas:
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los territorios a donde no llega el Derecho. Ese lugar en donde apenas sobreviven grupos de personas enteramente marginadas de la civilización y las ventajas del desarrollo. Se les identifica con el inaceptable nombre de desechables. Son ghetos dentro y fuera de las ciudades, focos y cinturones de miseria donde la droga y el delito son los amos. Allí no llega la policía nunca. Menos las leyes. Nada se denuncia. Nada se previene ni castiga. Reina otro orden, el de la fuerza bruta sin más y son lugares y situaciones que no son registrados en el mapa. Se ignoran. Nadie quiere saber de su existencia. Allá no tienen nada que hacer las leyes ni la autoridad. Cada uno se hace valer por sus propios medios en una lucha a muerte desconocida por el Derecho.
Estamos en "la corte de los milagros".
No exagero. La acción social del Estado no logra erradicar definitivamente esos focos en donde suceden hechos no catalogados por la ley y que no son indagados por la justicia. Los sociólogos alguna vez asoman sus narices por allí y nos traen datos horripilantes, noticias increíbles. Y lo jurídico pasa de largo por esas calles y plazuelas.
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En contraste, con esos antros propios de Dostoiesky, están los luminosos espacios de la libertad. Aquellas actividades humanas no regulables Page 83 por el Derecho. Zonas a donde no llega la ley por otras razones. Porque se trata de la región en que las almas se adueñan de sí mismas y el espíritu se apropia de todo. Son cosas inasibles. Cosas que no pueden ser cosa jurídica. Cosas no regulables, no susceptibles de ser sometidas a regla porque son el espacio de las decisiones libres a donde no debe llegar nunca el Estado de Derecho. Por eso, está bien que la ley se detenga al pie de los altares, al borde de las tumbas, en la orilla de las cunas y en todos los sitios donde el hombre es más hombre y no necesita de otra regla que las que su corazón le dicta.
Estamos "en la región más transparente del aire".
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Está, además, lo afortunadamente no regulado por el Derecho. El espacio reconocido por éste a la autonomía de la voluntad. Donde el hombre adopta directamente sus propios reglamentos y crea derechos y obligaciones siguiendo apenas los impulsos de su voluntad y de su interés, en convenciones y contratos que no tienen que sujetarse a reglas jurídicas impuestas por la autoridad sino que obedecen al criterio propio, sponte sua. Toda la vida privada del hombre se vierte allí en la interrelación inmediata de los que conviven para encontrar lo que los complementa y satisface las necesidades que no pueden ser atendidas por el hombre aislado. Esa zona debe ser ampliada, al máximo, para que el Derecho...
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