Neoliberalismo y bonapartismo en Colombia. Gobiernos de Uribe Vélez, 2002-2010 - Seguridad democrática. Lo invisible de un régimen político y económico - Libros y Revistas - VLEX 857136138

Neoliberalismo y bonapartismo en Colombia. Gobiernos de Uribe Vélez, 2002-2010

AutorPablo Emilio Angarita Cañas
Cargo del AutorDoctor en Derechos Humanos y Desarrollo de la Universidad Pablo de Olavide (España), magíster en Ciencia Política del Instituto de Estudios Políticos y abogado de la Universidad de Antioquia
Páginas199-263
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Capítulo IV
NEOLIBERALISMO Y BONAPARTISMO EN COLOMBIA
Gobiernos de Uribe Vélez, 2002-2010
Yo soy un demócrata con sentido de autoridad y un capitalista con vocación social. Ni
me beneficio ni participo del Estado clientelista, que es el que impera en Colombia. Yo
no soy de la extrema derecha, pero tampoco soy de la extrema flojera (Uribe, 2002b).
Las empresas del Estado son de propiedad de la comunidad. Por esta razón deben
ser consideradas y administradas como las empresas privadas más importantes, some-
tidas a los más exi gentes indicadores de austeridad, productividad y competitividad
(Uribe, 2002b).
[…] dar a los usuarios individuales, organizaciones del sector privado y otros gru-
pos de la sociedad civil la posibilidad de manifestar su opi nión […] puede significar
también una mayor descentralización del poder y de los recursos del Estado (Banco
Mundial, 2000).
Dos grandes temas tratamos en el presente capítulo: el primero, referido a las
transformaciones económicas que concretan la expansión y consolidación del
modelo neoliberal en Colombia, bajo los gobiernos de Uribe Vélez. El segun-
do, se centra en el análisis del nuevo régimen político instaurado a partir de
la presidencia de Uribe, al que caracterizamos como bonapartista y del que
exponemos los rasgos fundamentales.
En su versión neoliberal, el desarrollo del capitalismo en Colombia ha al-
canzado una evidente profundización durante la primera década del presente
siglo con el apoyo de un régimen político que ha sufrido notables transfor-
maciones, adecuándose cada vez más a las necesidades de la élite económica
dominante. Como expusimos en el primer capítulo, la ciencia política explica
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Pablo Emilio Angarita Cañas
que las relaciones económicas se desenvuelven con cierto nivel de autonomía
en la sociedad, pero ellas interactúan estrechamente con las relaciones políticas
establecidas dentro de un determinado régimen político, de modo tal que este
régimen puede ser un factor que permita el avance o el entorpecimiento de la
base material en la que se hallan las relaciones de producción (Poulantzas, 1978).
A lo largo de este capítulo nos referiremos al contexto sociopolítico que per-
mitió la llegada de Uribe al solio presidencial, y las condiciones que facilitaron
la conformación de un régimen de tipo autoritario en la modalidad conocida
por la ciencia política como bonapartismo. Examinaremos lo más destacado del
programa político adelantado por el Gobierno durante sus dos períodos, dete-
niéndonos en su propuesta de Estado comunitario y de “Estado de opinión”.
Retomamos los hechos más significativos del Gobierno para sustentar la tesis
de que este inaugura un nuevo régimen político de carácter bonapartista. Para
ello analizaremos las principales prácticas políticas y el estilo de gubernamenta-
lidad, dentro de los cuales resaltamos: la tendencia creciente a la concentración
de poderes, el protagonismo mediático y el uso del lenguaje. Pondremos en
evidencia que la dinámica del régimen político uribista, con su talante bona-
partista, es el dispositivo jurídico-político más adecuado que construyeron las
élites dominantes para viabilizar sus intereses económicos.
polítiCas neoliBerales en aCCión
Las políticas económicas neoliberales expresadas como “recomendaciones” del
Consenso de Washington fueron condensadas básicamente en diez puntos que
resultaron de obligado cumplimiento para los gobiernos en el continente.1 En
Colombia, a partir de la institucionalización del neoliberalismo en el Gobierno
de César Gaviria y hasta nuestros días, se ha intentado seguir al pie de la letra las
recetas económicas de los organismos multilaterales que orientan las políticas
macroeconómicas. En los siguientes apartados examinaremos las principales
medidas que los diferentes gobiernos, desde Gaviria hasta Uribe Vélez, han
implementando en la dinámica económica colombiana para articularla a la
globalización neoliberal. Fue en el cuatrienio presidencial de Gaviria donde
comenzaron a adelantarse algunas de estas reformas.
1 Los diez puntos del Consenso de Washington son: 1) disciplina fiscal; 2) reorientación en
la prioridades del gasto público; 3) reforma fiscal; 4) liberalización de las tasas de interés; 5)
competitividad de los tipos de cambio; 6) liberalización y apertura comercial; 7) liberalización
de los flujos de Inversión Extranjera Directa, y de los flujos de capital; 8) privatización; 9)
desregulación, y 10) seguridad jurídica.
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Seguridad democrática. Lo invisible de un régimen político y económico
La década de los noventa fue un período de profundos cambios en las so-
ciedades latinoamericanas y en la economía colombiana en particular. A partir
de las reformas del Consenso de Washington se buscó, entre otros, aumentar
la integración de los mercados latinoamericanos con la economía mundial, la
modernización de los sectores industriales y, finalmente, la recuperación del
crecimiento económico (Rhenals y Torres, 2003: 38). Para cumplir con estos ob-
jetivos se propuso una serie de reformas, entre las cuales vale la pena mencionar
la liberalización comercial y la entrada de la Inversión Extrajera Directa (IED),
la privatización de las empresas estatales, reformas tributarias que permitieran
aumentar la base gravable con bajas tasas de impuestos y la desregularización
de la economía en general (Davidson, 2003: 171-172).
crecimiento económico
Los principales indicadores económicos y sociales en los últimos 20 años revelan
que el desempeño de Colombia ha sido poco satisfactorio, desde el punto de vista
de los postulados de crecimiento y desarrollo propuestos por los diseñadores
de las políticas neoliberales. La tasa de crecimiento promedio de la economía
entre 1990 y 2007 fue de solo 3,47%.2 Durante la Administración Gaviria, la
tasa de crecimiento promedio del producto interno bruto (PIB) fue del 4,04%,
siendo 1991 el año en el cual se presentó la menor tasa de crecimiento (2,37%)
y 1993 el año con la mayor tasa (5,71%) como se muestra en el cuadro 3. Según
Rhenals y Torres (2003: 43), este comportamiento puede ser explicado por el
hecho de que la apertura económica permitió el acceso a nuevos mercados, el
abaratamiento de los precios de los bienes importados, principalmente los de
capital, y la entrada de nuevos inversionistas privados.
Durante el Gobierno de Samper, el PIB presentó en los dos primeros años
una tasa de crecimiento superior a la del promedio de la década (5,15 y 5,20%
para 1994 y 1995), aunque no pudo superarse el 5,71% alcanzado en 1993. En
los siguientes dos años, la economía disminuyó drásticamente la tendencia que
venía presentando, reduciendo la tasa de crecimiento del PIB al 2,06% en 1996,
para luego presentar una leve alza en 1997 (3,43%). Las mayores tasas reales de
interés, la reducción del crédito internacional debido a la mayor desconfianza
de la banca privada mundial y la crisis política que se vivió en este período, ex-
plican los pobres resultados de este cuatrienio (Echeverry, 1999).
2 Y presentó un comportamiento altamente volátil. En Chile, un país que también comenzó
procesos de liberalización comercial y financiera a mediados de la década de los ochenta, la
tasa de crecimiento promedio de la economía fue del 5,35% (Cepal, 2009).

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