La salvación por lo exótico. El orientalismo invade el mundo occidental
Autor | Hugo Cerda Gutiérrez |
Páginas | 185-212 |
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11. La salvación por lo exótico.
El orientalismo invade el mundo
occidental
Dadme una piedra ordinaria y la convertiré
en un artículo exótico y raro.
Roy S. Durstine (Publicista).
Hoy día términos como karma, yung, yin, mastra, sutras, padit, karma, yung,
yin, gurú, swami y numerosos otros, hacen parte del lenguaje común del mundo
moderno gracias a la extensa difusión que han tenido en los medios de comunicación
masiva y a su incorporación progresiva en la vida económica, social y cultural de
los países occidentales. Pero surgen al respecto algunas inquietantes preguntas
frente a un proceso de globalización que ha hecho posible el ingreso a nuestros
países de formas de pensar, de sentir y de hacer tan diferente al pensamiento
y a la cultura occidental. ¿Cuál es el origen de este interés y atracción muchas
veces desmesurada por todo lo relacionado con la cultura y religiones de los
países orientales? ¿Una moda pasajera promovida por la sociedad de consumo
y que se busca satisfacer con estos “relevos espirituales”? ¿Le asusta la idea a
espirituales como el renacimiento, los milagros y el karma, que son inseparables
de las reglas y principios del budismo? ¿Se puede descontextualizar el budismo
y dejar por fuera los rituales y prácticas propias de su condición de religión no
teísta? ¿O simplemente, todo ello es una fascinación mundana promovida por una
cultura exótica y diferente que ha sabido aprovechar inteligentemente la sociedad
de consumo para vender una nueva “espiritualidad” y reemplazarla por aquella
que supuestamente está en crisis?
Hugo Cerda Gutiérrez
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China, Japón o de la India, ha sido la moda por el budismo, una religión no teísta
cual dio nacimiento a una serie de tendencias y escuelas diferentes en los países
podríamos decir que el budismo preconiza la eliminación de los sufrimientos a
través de la renuncia de los deseos y por esta vía alcanzar la suprema iluminación:
el nirvana, un estado que marca la
budismo no existe la creencia en un dios creador o absoluto. Esto lo diferencia
con el ateísmo, porque los no teístas no aceptan conceptos como la creencia en
el alma, la vida después de la muerte y la existencia de dioses, espíritus y deidades,
porque ellos son vistos como seres no absolutos, sino que evolucionan y cambian.
Es un mundo complejo y enigmático para el simplista ideario pragmático del
hombre occidental. Y lo caracteriza muy bien Marcel Granet al describir así a los
pero poco les importan dioses, dogmas, morales y opiniones. Son místicos, pero
nunca hubo plegarias y efusiones más frías que las suyas. Son, o al menos ellos
no dudan serlo, los únicos y verdaderos amigos del hombre, pero se burlan de
las buenas obras”.
La espiritualidad un artículo de consumo
La popularización de todas las religiones y prácticas orientales en Occidente han
tenido un crecimiento inusitado en estas últimas décadas, donde lo oriental va a
seguir rodeado de aquel misterio propio de las cosas raras y extrañas que atraen
toda esta terminología que se lee y se escucha en los medios de comunicación,
vinculadas a prácticas míticas provenientes de países de Asia y África. Las usa
y las incorpora a su repertorio lingüístico, quizá, porque se siente seducido por
algo diferente al racionalismo y funcionalismo occidental. ¿Será esta aceptación
y apropiación de algunos principios religiosos budistas el resultado de una crisis
espiritual y de valores en una sociedad sometida al régimen del confort, consumista
y que gira en torno a la productividad, donde todo tiene su precio económico, y que
Las prácticas budistas en la sociedad occidental han tenido un desarrollo
vertiginoso en estas últimas décadas y no existe ciudad en el mundo donde no
se practique la meditación espiritual o los ritos simbólicos alrededor del nirvana,
un especial atractivo para los ojos occidentales. El pluralismo propio de la
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