Sociedad de consumo: vender o no vender, esa es la cuestión
Autor | Hugo Cerda Gutiérrez |
Páginas | 25-46 |
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2. Sociedad de consumo: vender o
no vender, esa es la cuestión
“Nuestra economía, enormemente productiva, exige que hagamos del consumo
nuestro modo de vida, que convirtamos en rituales la compra y el uso de
mercancías, que busquemos en el consumo nuestras satisfacciones espirituales,
la satisfacción de nuestro Yo… Necesitamos cosas consumidas, desgastadas y
deshechas a un ritmo cada vez mayor”.
(Citado por Vance Parcker. ”La formas ocultas de la propaganda”)
Una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes.
Necesita suministrar muchísimo entretenimiento con el objeto de
estimular la compra y anestesiar los dolores asociados
a la clase, la raza y el sexo”.
Susan Sontag
Después de varios siglos de desarrollo capitalista en el mundo occidental coexisten
una serie de signos sociales que se encuentran inscritos en el “modus vivendi”
de la población, llámense oferta y demanda, economía de mercado, empresa
privada, libre empresa, lucro y ganancia, intereses, crédito bancario, marketing,
etc. Son términos que hacen parte, no solo del lenguaje de los técnicos de la
economía sino también del imaginario social de las personas comunes. Aunque
perdido la capacidad de asombro frente a actividades cotidianas como el acto de
comprar y vender, utilizar una tarjeta de crédito o solicitar un préstamo bancario;
todas ellas hacen parte de aquel “habitus” del que nos habla Bourdieu o sea, un
“sistema de disposiciones adquiridas, permanentes y transferibles que permiten
actuar, percibir, sentir y pensar de una cierta manera” (Bourdieu, 1990). Es un
“operador de cálculo inconsciente” que nos permite orientarnos en un espacio
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tragamos entero sin necesidad de mascar o digerir.
Desde que tenemos uso de razón, y muchas veces sin comprender su extensión o
de la vida cotidiana de las personas. Ellos están incorporados a nuestros hábitos,
costumbres y pautas de convivencia, se integran al mundo de lo natural y pierden
derecho social es tan normal como
beber un vaso de agua o respirar. Al naturalizarse estos signos culturales pierden
ethos” cultural de nuestros sistemas. En
algunos casos, solo recién cuando se rompe la legalidad de estos comportamientos
social.
El acto de consumir y el tema del consumismo han sido motivo de numerosos
la mayoría de los cuales, los ven y los analizan desde posturas muy diferentes.
En el lenguaje común, “consumir” es sinónimo de destruir y extinguir, pero en
la mayoría de los casos los asociamos con el uso o utilización de comestibles
perecederos u otros productos de vida efímera para satisfacer necesidades o
gustos pasajeros, o en algunos casos, permanentes. También hace referencia
al gasto de energía o de un producto energético: consumir agua, electricidad o
gasolina para el automóvil. El economista norteamericano Keynes consideraba
el consumo como una práctica normal, en el contexto del sistema capitalista, y
lo destaca como un principio regulador de la oferta y la demanda. Según él, la
propensión al consumo es la relación constante, en un momento dado, entre el
monto del consumo y el monto del ingreso. Con ello, quería demostrar que en las
clases medias el consumo aumenta más rápido, que cuando el ingreso aumenta en
las clases acomodadas (Keynes, 1971).
En su obra “Tener o ser”, Eric Fromm lo relaciona con una forma de tener o
poseer, porque el consumo es una forma de la apropiación de algo. Según éste, los
yo soy = lo que
tengo y lo que consumo. Aunque con el mismo sentido, pero en otro contexto, los
psicólogos nos hablan del acto de “consumir” en términos de un comportamiento
que disponga el individuo, sino más bien de su predisposición a comprar. Las
empresas y los expertos en marketing van a comenzar a interesarse más por crear
necesidades de consumo entre las personas, que por los problemas derivados de
que “si en la primera parte de la historia del capitalismo el trabajo era el signo
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