Aprendizajes y recomendaciones - - - Educar para la paz. Fundamentos para la implementación de la Cátedra de la Paz - Libros y Revistas - VLEX 850620887

Aprendizajes y recomendaciones

AutorRosa Ludy Arias Campos y Ricardo Delgado Salazar
Páginas181-196
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Rosa Ludy Arias Campos y Ricardo Delgado Salazar
El presente capítulo pretende compartir un conjunto de aprendizajes y recomenda-
ciones que se ordenan en dos ámbitos de exposición: el primero incluye las recomen-
daciones generales para el desarrollo de la educación para la paz y el segundo está
centrado en las recomendaciones para orientar la realización de la Cátedra de la Paz,
por parte de expertos en educación de paz consultados en este proceso investigativo.
Recomendaciones generales para la implementación de la educación
para la paz y de la Cátedra de la Paz
Recomendaciones generales para la implementación de la educación para la paz
Aquí, en primer lugar, se identifican un conjunto de recomendaciones que se postu-
lan para aportar miradas sobre el camino que se debe emprender en el campo de la
educación para la paz y, en segundo lugar, se formulan recomendaciones para realizar
este tipo de educación en las instituciones de educación básica, media y superior.
Recomendaciones generales
La primera recomendación se formula en torno a la necesidad que se tiene, en el
país, de aprender de la historia de los conflictos, de las guerras y de las paces, a
nivel internacional y nacional. Esto es necesario porque existen lecciones, refe-
rentes conceptuales, referentes normativos, conocimientos y saberes construidos
en el largo camino que ha recorrido la guerra en la historia de la humanidad, que
necesitamos conocer, reconocer y aprender de ellos. Aquí, se abre el primer diálogo
de saberes, entre el saber global y el saber local; esta apertura es posible porque
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Colombia cuenta con una larga tradición de conocimientos y experiencias en es-
te campo, animadas —desde los territorios— por organizaciones sociales de los
pueblos indígenas, de los afrodescendientes, de las organizaciones campesinas, de
los colectivos de mujeres y de los colectivos de jóvenes, quienes desde un ejercicio
de resistencia pacífica frente a la violencia han construido formas relacionales de
convivencia sustentadas en el reconocimiento, en la protección de la vida y en la
solución pacífica de los conflictos en sus territorios.
En la segunda recomendación, se postula que, en cada territorio, es importante
construir la propia agenda educativa para la paz, diseñada con la participación de
los pobladores, las instituciones, los colegios, las universidades, los comités de con-
vivencia y las organizaciones sociales del área de influencia. Estas agendas deben
incorporar el enfoque territorial, el trabajo de la memoria histórica a nivel local, el
análisis de las causas del conflicto armado y sus consecuencias, la reflexión sobre los
acuerdos de paz y el establecimiento de acuerdos locales de paz, para construir un
nuevo país con una participación verdaderamente influyente de las comunidades y
los colectivos sociales.
La tercera recomendación propone avanzar hacia la formulación de un plan dece-
nal de educación para la paz, que se derive de los análisis territoriales y los acuerdos
locales y nacionales.
En la cuarta recomendación, se reitera la necesidad de realizar una educación in-
tegral para la paz territorial, que contemple sus dimensiones económicas, culturales,
sociales, políticas y ambientales, en los términos que han sido analizados a lo largo de
este documento; términos centrados en la búsqueda de la justicia epistémica, política,
social, económica, el afianzamiento de los derechos humanos individuales y colectivos y
la profundización de la democracia para la inclusión de los actores del conflicto armado.
La quinta recomendación está focalizada en diseñar estrategias de formación de
formadores para la paz, en la educación formal y no formal, a través de diplomados,
cursos, especializaciones, maestrías y doctorados.
La sexta recomendación incluye la necesidad de acompañar, con proyectos educa-
tivos y comunitarios de paz, las zonas de concentración de población desmovilizada
y las zonas en que se congregan diversas poblaciones vulnerables (extrema pobreza,
desplazamiento, víctimas, victimarios, entre otras), incrementando los observatorios
de convivencia y paz.
En la séptima recomendación, se propone la realización de proyectos educativos
de paz dirigidos al sector público, las fuerzas militares, la policía, el sector legisla-
tivo, judicial, de salud, de familia, entre otros, para ampliar la red de educadores
sociales gestores de paz.

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