Imagen externa: lo que se ve - Imagen personal. Cómo mejorarla, sostenerla o revertirla - Libros y Revistas - VLEX 862464571

Imagen externa: lo que se ve

AutorRosario Jijena Sánchez
Páginas69-105
02 / Imagen externa: lo que se ve
¿Es suficiente poseer belleza para ser exitoso?
La temática es importante, interesante y por qué no decirlo: apasionante,
ya que en este capítulo y el siguiente hablaremos de la belleza, externa e inter-
na. Y qué estaría en relación con las épocas y lugares geográficos de nacimien-
to y residencia.
Todo influye, el clima, la alimentación, los genes, la cultura, el hombre se
ha adecuado al ámbito en el que vive, por eso los que residen en zonas mon-
tañosas, con tierra, vientos, piedras, arena, bruscos cambios climáticos (calor,
frío, lluvias, humedad, sequía), entre otros factores, tienen otro tipo de nece-
sidades físicas y de protección de su piel para adecuarse a estas inclemencias.
Entonces, si en un lugar de La Puna, los habitantes son de una determi-
nada ergonometría, diríamos que hay otros tipos de bellezas ¿por qué los
comparamos con las personas de elevada estatura? como por ejemplo los
noruegos, daneses o suecos, sólo para nombrar algunos.
La belleza está en cada uno de estos arquetipos, con sus rasgos bien defi-
nidos, sean pómulos salientes o nariz aguileña, caderas anchas o vientres
prominentes, es decir, que existe una belleza en cada una de las etnias.
Podríamos definirlos por la armonía en sus rasgos, principalmente, luego
por una la actitud, la mirada, la sonrisa, un rostro puede ser muy bello, pero
si no tiene expresión no nos transmite sus sentimientos. Entonces, los otros
factores que influyen son: la conducta, los gestos, en síntesis la armonía en
todo su cuerpo y disposición para la comunicación.
Asimismo, ciertos parámetros de belleza lo marcan el arte, el cine, los
artistas, los pintores, los diseñadores, los fotógrafos, los arquitectos, los ase-
sores en imagen, los cirujanos plásticos que hacen y deshacen con la ciencia
nuevos cuerpos y rostros, casi “a medida” y a gusto de cada uno.
Existen numerosos ejemplos de los que modificaron la figura de la mujer,
como Coco Chanel que impuso, hace ya más de 70 años desde el uso de los
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pantalones (hasta entonces patrimonio exclusivo de los hombres), el broncea-
do, el pelo corto y cabe mencionar como anécdota que, para adecuarse a las
pautas de su época, tuvo que simular que se le había incendiado el horno de
su cocina y se había quemado el cabello, para así no ser mal juzgada.
A partir de ese momento las mujeres la imitaron en todo, y se animaron
a usar el cabello corto, los pantalones, quitarse el corsé (símbolo de opresión
si queremos también verlo de esa manera), cambiar las joyas verdaderas por
imitaciones (la bijouterie) y hasta broncearse.
Es muy importante tener en cuenta la cultura de cada lugar, su momen-
to histórico, su significante moral y psicológico.
¡Qué diríamos de las tribus en las que las mujeres llevan los pechos al
descubierto y los hombres usan taparrabos y sus afeites, maquillajes y ador-
nos! o en las épocas de Napoleón, lo que se denominó “moda Imperio”.
Pensemos en los indígenas que se pintaban la cara y el cuerpo (equivalente
al maquillaje femenino) y ¡qué diríamos de la moda de los piercing!, como
antes nos impresionaba ver a un indio con un aro atravesándole la lengua o
la nariz, los lóbulos de las orejas alargados o las mujeres con cuellos estira-
dos a fuerza de ponerse collares.
Recordemos la costumbre de los chinos que ataban y vendaban los pies
de las nenas recién nacidas, para que estos no les crecieran, ya que al ser
pequeños eran un símbolo de nobleza, y ahora desde hace unos años, como
moda y gran novedad de los países desarrollados... otra vez la costumbre de
pintar el cuerpo como otra forma de expresión, el body paint.
Volviendo a los parámetros de belleza es interesante tener en cuenta la
siguiente nota de la periodista Eliana Galarza publicada en el diario La
Nación, que habla sobre la polémica generada por la creación de un índice
matemático que podría medir la belleza humana, o sea, que no solamente se
tiene en cuenta el peso y la altura sino otras proporciones.
Leszek Pokrywka, profesor del departamento de Histología de la Universidad de
Gdansk en Polonia se preguntó, ¿Qué es la belleza? Y decidió, a su modo, averiguarlo.
Al igual que Leonardo Da Vinci buscó una respuesta en la armonía de las proporciones
y dio a conocer un índice universal de belleza, para hombres y mujeres basados en la
medida de la cintura en relación con la altura, el perímetro del busto, el índice de masa
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IMAGEN PERSONAL / Rosario Jijena Sánchez
corporal, el índice de grasa acumulada en las piernas, la altura, la circunferencia de las
pantorrillas en relación con la altura y hasta el índice de grasa en el omoplato.
Una vez que definió los parámetros y divulgó sus resultados, los medios ingleses eligie-
ron a la top model Naomi Campbell y al actor Christian Balle, como “los más bellos”.
Eliana GALARZA,La Nación, 25 de marzo 2007
Entonces, como decía al comienzo de este capítulo podemos afirmar que
si bien existe una proporción “áurea”, los parámetros de belleza cambian
según la época.
No es lo mismo una mujer considerada hermosa en el 1900 a la del 1930
o del 2007 y en realidad según la socióloga Susana Saulquin (con quien coin-
cido plenamente):
No hay belleza sin armonía interior.
Y, Valeria Mazza, nuestra hermosa mujer argentina (top model y presen-
tadora) opina:
[...] Un número no garantiza nada [...] la belleza es algo subjetivo. Cada mujer [yo agre-
garía cada persona] tiene sus características personales, con su color de piel, su tipo
de pelo y sus proporciones [...] Estoy convencida que a la belleza se llega por la salud,
nunca por dietas milagrosas, ni a través de cirugías que muchas veces terminan con-
virtiéndote en una persona que no sos vos [...]¿quien dijo que los números garantizan
el éxito o lo que es más importante, la felicidad? ¿Y algo de lo que nadie habla? [...] la
belleza interior, cómo se mide?
¿Cuál es la verdad sobre la belleza? En la literatura erótica clásica más de un poeta se
lamentó por extrañar los hoyuelos de las nalgas de su amante. Aquello que en esa
época resultaba excitante hoy es la mayor pesadilla entre las mujeres. Esto demuestra
que los parámetros de belleza no fueron siempre los mismos. Antes, el modelo de mujer
voluptuosa, cuyo máximo icono fue Sofía Loren, se contraponía a las flacas con poco
para mostrar. Pero, ahora las modelos se destacan por sus cuerpos esqueléticos con
escotes desbordantes, casi un contrasentido.
Este parámetro de belleza inalcanzable para el común de las mortales viene siendo ins-
talado por los medios de comunicación, los mensajes publicitarios y las prácticas socio-
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