Representación y 'Staatslehre': entre encarnación y ficción - Para un análisis del discurso jurídico - Libros y Revistas - VLEX 950591099

Representación y 'Staatslehre': entre encarnación y ficción

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representación ystaatslehre”:
entre encarnación y ficción
La representación política es una de aquellas expre-
siones que despiertan gran cantidad de teorías e in-
terpretaciones: tratar de escrutarlas es avanzar como
dentro de un laberinto. A veces se prefiere no entrar
allí para no deber intentar salir de él. Más que un
laberinto, el tema evoca, a decir verdad, la Torre de
Babel, porque en todos los idiomas los autores tratan
de construir, desarrollar o proponer su propia teo-
ría de la representación, partiendo, la mayoría de
veces, de la misma definición extraída más o menos
de la etimología: “representar es hacer presente lo que
está ausente”. Esta fórmula parece conformada de un
significado o núcleo común pero su utilidad resulta
muy débil puesto que, por un lado, contiene una
paradoja insuperable –el ser o la cosa representados
son hechos presentes sin estarlo en realidad–, y, por
el otro lado, la definición es muy ligera y no permite
comprender los muchos y específicos sentidos que
recubre la palabra o se le atribuyen sobre fundamento
de presupuestos incompatibles entre ellos1. Añadamos
1 hanna feniChel PitKin, “Representation and Democracy: Uneasy
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Pierre B runet
a esto que la etimología nunca ha permitido atribuir
significado verdadero y real a ninguna palabra.
Si escogemos examinar el concepto de represen-
tación política como lo haría un jurista, la dificultad
es mayor puesto que no podríamos situarnos única-
mente en el plano del derecho constitucional positivo.
En efecto, muchas constituciones de ayer y de hoy
contienen más o menos la misma disposición, que
adopta la siguiente forma:
Los miembros de la Asamblea (Reichstag, Congress,
Diète, Assemblée nationale, Senado, Cámara de Dipu-
tados…) son los representantes de un todo (el pueblo,
el pueblo como un todo, la nación entera, la nación) y
no de quienes (colegas, electores, provincias, asambleas
departamentales…) los han elegido2.
Esta disposición resume lo que primero se llamó “go-
bierno representativo”, después “parlamentarismo”
y luego “democracia representativa”: una asamblea
elegida representa una totalidad distinta de la totalidad
de quienes ayudan a formarla. Entonces comienzan
las preguntas: si los elegidos son independientes de
Alliance”, en Scandinavian Political Studies, vol. 27, n.º 3, 2004,
pp. 335-342, p. 336.
2 O bajo otra forma: “Los diputados del Bundestag alemán son
elegidos mediante sufragio universal directo, secreto, libre, igual
y secreto. Son los representantes del pueblo en su conjunto,
no están ligados por mandatos ni instrucciones y sólo están
cometidos a su propia conciencia” Grundegesetzt, art. 38, §1.
217Para un análisis del discurso jurídico
los electores, ¿serán ellos verdaderos representantes?,
¿la totalidad representada es distinta de quienes la
componen?, ¿será una realidad empírica, una realidad
ideal o una ficción?, si hablamos de representación en
el caso de una asamblea elegida, ¿qué relación tendrá la
elección con la representación?, ¿podríamos imaginar
que individuos distintos a esa asamblea elegida sean
nombrados “representantes” de la totalidad?, ¿deben
necesariamente ser elegidos?, ¿podríamos imaginar
el Estado sin representante? Estos son solo algunos
ejemplos. Esas preguntas comienzan a surgir entre
los juristas con el desarrollo y la generalización del
parlamentarismo en los estados europeos, quienes al
final del siglo xix y principios del xx comenzaron a
“pensar el Estado” y construir una “teoría del Estado”
y hasta una “ciencia del Estado”.
Vemos dibujarse progresivamente una confronta-
ción entre dos campos cuyas respuestas dan lugar a
muchos análisis, interpretaciones, teorías o doctrinas
que se fundan sobre presupuestos muy diferentes –y
muchas veces incompatibles entre sí– y en los que es
difícil identificar la dimensión descriptiva frente a la
dimensión prescriptiva, si por lo menos estimamos
esta distinción pertinente, porque los discursos están
marcados por su propia idiosincrasia. Además sería
presuntuoso esperar abarcarlos todos de manera
exhaustiva, e inútil porque ya han sido objeto de
amplios estudios3.
3 Remitimos particularmente a giusePPe duso, La rappresentanza: un

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