Seguridad y salud en el trabajo
| Autor | Juan Fernando Martínez Mendoza |
| Cargo del Autor | Abogado de la Universidad Santo Tomás con estudios de posgrado |
| Páginas | 175-196 |
Originado en un precepto constitucional del artículo 25, se requiere que el Estado
proteja al empleado y que se le garantice un ambiente digno y justo para la realización
de sus labores.
En esa tarea se destaca la elaboración del Decreto 1295 de 1994, que sirve de base
para el inicio de toda la reglamentación que sustenta la creación y manejo de
temas tan importantes como el accidente de trabajo, la enfermedad profesional, el
origen y la respectiva calificación de pérdida de capacidad laboral, lo pertinente a
conceptos de ARP hoy ARL, juntas de calificación regional o nacional, infinidad
de temas que merecen un estudio detallado y que en esta obra, por su naturaleza
de cartilla laboral, trataremos con el objeto descrito al inicio desde la visión tipo
guía para el lector.
El sistema de riesgos tiene por objeto la promoción y la prevención de la seguridad y
salud en el trabajo y se pone como meta empezar a trabajar desde la corrección para
avanzar definitivamente a la prevención. No ha sido un paso fácil. Para empezar, la
aplicación del sistema representa para algunos empresarios una piedra angular que
dificulta su aplicación al verla popularmente como una dificultad más por superar
en el sistema productivo. No era lo mismo producir y concentrarse en producir,
que producir con el cuidado de los posibles efectos de dicha producción sobre el
trabajador, su salud y su familia.
CAPÍTULO 11
SEGURIDAD Y SALUD
EN EL TRABAJO
CARTILLA LABORAL
176
Esa transformación ha costado tanto que el decreto hoy está derogado, sin efectos
y ha venido en remplazo generando más eficiencia para las partes al tenor de la
Ley 1562 de 2012, que define el sistema general de riesgos laborales conocido
como SGRL o SG-SST. El conjunto de entidades públicas y privadas, normas y
procedimientos, destinados a prevenir, proteger y atender a los trabajadores de los
efectos de las enfermedades y los accidentes que puedan ocurrirles con ocasión
o como consecuencia del trabajo que desarrollan y que las disposiciones vigentes
de seguridad y salud en el trabajo –SST– relacionadas con la prevención de los
accidentes de trabajo y enfermedades laborales y el mejoramiento de las condiciones
de trabajo, hacen parte integrante del Sistema General de Riesgos Laborales.
¿Qué es un accidente de trabajo?
El accidente de trabajo se define como todo suceso repentino que sobrevenga por
causa o con ocasión del trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica,
una perturbación funcional o psiquiátrica, una invalidez o la muerte. (Congreso
de la República, 2012, p. 3).
Igualmente, también se considera accidente de trabajo aquel que se produce durante
la ejecución de órdenes del empleador o contratante durante la ejecución de una
labor bajo su autoridad, incluso fuera del lugar y horas de trabajo.
El accidente de trabajo se debe reportar de inmediato al superior o al empleador y
una vez se recopile la información se debe reportar en el formato conocido como
FURAT (Formato Único de Reporte de Accidente de Trabajo). Con él se pretende
activar el protocolo normativo en protección de los derechos del trabajador.
Para el reporte, el empleador cuenta con 24 horas contadas desde el momento del
accidente en días hábiles. La recomendación es hacerlo lo antes posible de manera
que no se omita este primordial paso. En caso de que el reporte no sea presentado
se entenderá como extemporáneo.
¿Qué sucede si no se presenta el reporte de accidente de
trabajo?
Como hemos visto, el reporte de FURAT es responsabilidad del empleador una
vez conoce el evento de un accidente de trabajo. Por ello, consideramos oportuno
plasmar las consecuencias del no reporte o reporte extemporáneo, que está previsto
con una sanción de hasta 200 SMLMV, sumado esto a que la ARL podrá negar las
atenciones y corresponderá el pago de los tratamientos, salarios, indemnizaciones
a lugar, restableciendo los derechos del accidentado.
Las consecuencias, entonces, son serias y se pueden evitar desde dos directrices.
La primera, por supuesto, evitar el riesgo, en la medida de lo posible controlar la
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