La tesis de la justificación normal - Derecho y moral: el debate entre el positivismo incluyente y el excluyente - Libros y Revistas - VLEX 947526462

La tesis de la justificación normal

AutorKenneth Einar Himma
Páginas147-193
CAPÍTULO QUINTO
LA TESIS DE LA JUSTIFICACIÓN NORMAL
La teoría de JOSEPH RAZ de la autoridad, como hemos visto, está
fundamentada en tres afirmaciones sobre la naturaleza y
justificación de la autoridad. Según la tesis del reemplazo, las
directivas autoritativas deberían reemplazar el juicio del súbdito
acerca de lo que éste debe hacer. Según la tesis de la dependencia,
las directivas autoritativas deberían estar basadas en razones que
apliquen realmente los súbditos de la directiva. Según la tesis de la
justificación normal, la autoridad está justificada en la medida en que
sea más probable que los súbditos cumplan con la razón correcta
mediante el seguimiento de las directivas de la autoridad en vez de
mediante el seguimiento de sus propios juicios acerca de lo que la
razón correcta exige{148}.
En este capítulo considero varias maneras en las que la tesis de
la justificación normal puede ser interpretada como una justificación
para la autoridad. En primer lugar, evalúo la tesis de la justificación
normal interpretada como un principio que proporcionaría una
justificación práctica para que un individuo acepte o reconozca a
una persona o personas determinadas como una autoridad que
pueda reemplazar sus razones. En segundo lugar, evalúo la tesis de
la justificación normal interpretado como un principio que describe
las condiciones bajo las cuales un estado o sistema jurídico es
moralmente legítimo. Sostengo que tesis de la justificación normal
no es verdadera bajo ninguna de esas dos interpretaciones{149}.
I. LA TESIS DE LA JUSTIFICACIÓN NORMAL
El análisis raziano de la autoridad comienza con la idea de que la
función conceptual de la autoridad es “media[r] entre las personas y
las razones correctas que se les aplican"{150}. Para cumplir esta
función, un sistema normativo, como un sistema jurídico, debe
cumplir dos funciones. En primer lugar, deben ser las fuentes de las
directivas las que reflejen el balance de las razones correctas con
respecto a lo que los súbditos deben hacer{151}. Así, según la
denominada tesis de la dependencia, “todas las [directivas] dotadas
de autoridad deben basarse, entre otros factores, en razones que se
apliquen a sus destinatarios, y que sean aplicables a las
circunstancias que la [directiva] prevé"{152}.
En segundo lugar, un sistema normativo debe, para decirlo de
alguna manera, yacer entre las personas y la razón correcta en el
siguiente sentido: la decisión de la autoridad debe ser capaz de
reemplazar las razones que de otra manera serían consideradas por
el súbdito. Como dice RAZ,
La decisión [de la autoridad] es una razón para la acción de los litigantes.
Deben hacer lo que [la autoridad] diga porque lo dice. [Pero] no es
simplemente otra razón que se les agrega a las demás, una razón que
debe considerarse junto con las demás al momento de plantearnos qué
camino es el más razonable. [...] La decisión [de la autoridad] debe
reemplazar las razones de las cuales depende{153}.
Según la tesis del reemplazo o la exclusividad, “el hecho de que una
autoridad exija el cumplimiento de una acción constituye una razón
para su cumplimiento que no debe agregarse a todas las demás
razones relevantes al momento de evaluar qué hacer, sino que debe
reemplazar alguna de ellas"{154}.
La “concepción del servicio" de la autoridad sugiere una tesis que
considere la justificación de la autoridad. Según la tesis de la
justificación normal, la autoridad está justificada en la medida en que
sea más probable que el súbdito haga lo que la razón correcta
indica siguiendo las directrices autoritativas en vez de su propio
juicio:
La manera normal y primaria de establecer que debe reconocerse la
autoridad de una persona sobre otra implica la demostración de que el
supuesto gobernado probablemente cumplirá mejor con las razones que
se le aplican (distintas de las supuestas [directivas] dotadas de autoridad)
si acepta las [directivas] de la supuesta autoridad como obligatorias y
autoritativas, e intenta cumplirlas, que si intentara seguir las razones que
se le aplican de manera directa{154a}.
La tesis de la justificación normal no está implicada en la concepción
de servicio de la autoridad, pero la complementa bien: dada la
función mediadora de la autoridad, es natural suponer que la
autoridad está justificada sólo en la medida en que haga un mejor
trabajo que sus súbditos en decidir qué es lo que la razón correcta
exige.
Para ver la motivación de la tesis de la justificación normal, es útil
comparar la justificación para tomar el consejo de alguien.
Consideremos un caso en el cual una persona A sería herida si su
amigo B no acepta su consejo. El deseo de respetar los
sentimientos de A puede, dependiendo de la situación, ser una
razón para aceptar el consejo de A; si la cuestión fuera
suficientemente inconsecuente y el consejo fuera inofensivo, B
podría justificar su aceptación del consejo de A en evitar herir sus
sentimientos. Pero como RAZ señala, esta no es una razón normal
para aceptar un consejo: “La razón normal para aceptar algún
consejo es porque probablemente es un buen consejo"{155}. La
justificación normal para aceptar el consejo, entonces, tiene que ver
con la calidad del consejo.
Lo mismo es verdad, desde la visión de RAZ, para la justificación
de la autoridad. Existen muchas maneras en las cuales una persona

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR