Constitucionalizaci?n de la contrataci?n estatal: ?Remedio o enfermedad?
| Autor | Guillermo S?nchez Luque |
| Páginas | 261-355 |
Capítulo xi
ESTATAL: ¿REMEDIO O ENFERMEDAD?*
GUILLERMO SÁN CHEZ LUQUE**
INTRODUCCIÓN1
suele reducir a una formulación de contenido estrictamente ideológico
o, más aún, metafórico. Un mito, podría incluso pensarse, que sirvió
de base a la construcción del contractualismo como explicación del
origen del Estado.
político occidental2
* Doi: http://dx.doi.org/10.15425/2017.348.
** Profesor de derecho constitucional del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
la Universidad Externado de Colombia. Ha sido titular del curso de Derecho Adminis-
trativo de la Universidad Nacional de Colombia. En la actualidad es magistrado del
Consejo de Estado.
1 Este artículo está incluido en la obra colectiva Retos de la contratación pública en
Iberoamérica
-
documento, lo mismo que a Fabricio Mantilla, María Teresa Palacio, Margarita Forero
y Carolina Moyano por sus importantes observaciones a este texto.
2
15-26 (La Biblia, Madrid, Salvat, 1975, varios volúmenes).
el contractualismo voluntario3, y se remonta a la Grecia antigua, donde
se encuentra el ancestro de la escuela liberal.
La primera expresión del contractualismo necesario, que acepta al
contrato social como una necesidad fue concebida en el siglo V a. C.
polis (ciudad Estado) surgió
de un convenio tácito o expreso celebrado por los politus (ciudadanos)
4.
Esta idea capital sobrevivió en el helenismo con el epicureísmo5.
El planteamiento fue retomado por Thomas Hobbes (1588-1679)6,
quien consideró que el origen del Estado es un pacto social irrevocable
exponente del absolutismo político secular sostuvo que el soberano no
era parte del pacto, sino que estaba fuera de él y por encima de él, y
que su obligación principal era administrarlo7.
contractualismo voluntario8, según el cual el pueblo de manera espon-
tánea acepta ese acuerdo expreso o tácito para gobernarse. Así, por
3Historia de las ideas políticas, Bogotá, Colegio Mayor
de Nuestra Señora del Rosario, 1980, pp. 143 y ss.
4 La oración fúnebre de Pericles, que el gran historiador Tucídides pone en boca de
Pericles, quien fue elegido para pronunciar en honor de los muertos en el invierno del
Historia de la guerra del Peloponeso II, 35-47.
5 Cfr. Epicuro, Obras, Madrid, Tecnos, 1994, Máximas capitales, VI.
6 Hobbes, Thomas, Leviatán, Madrid, Tecnos, 1996, capítulos XIV, XVII y XVIII.
7 En la Edad Media Marsilio de Padua (1275-1343) expuso que el pueblo pacta con
su rey y este ostenta el poder bajo determinadas condiciones (De Padua, Marsilio, El
Defensor de la paz, Madrid, Tecnos, 1989, primera parte, capítulo IV, 5).
El contractualismo político también nutrió las fecundas ideas de la ilustración católica
Roberto Belarmino y Luis de Molina, que plantearon que el contrato social puede ser
en nuestro proceso de emancipación. Véase Uprimny, Leopoldo, “El mito del enciclo-
pedismo en el Nuevo Reino de Granada”, Bogotá, en Revista del Colegio Mayor de
Nuestra Señora del Rosario, vol. LV, 1960, pp. 67 y ss.
8 El poscalvinismo será el antecedente directo del contractualismo voluntario, con
arreglo al cual el poder proviene de la comunidad y el Estado es fruto del pacto social.
Y el pacto social por excelencia es la Constitución (Brutus, Stephanus Junius, Vindiciae
contra Tyrannos, Tecnos, Madrid, 2008, Primera y segunda cuestiones).
263CONSTITUCIONALIZACIÓN DE LA CONTRATACIÓN ESTATAL
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tuyó para proteger al hombre a través de un contrato9
tronco común de los regímenes democráticos10
trust). Un convenio
el pueblo. La Constitución es, pues, el pacto por excelencia11. Rousseau
a partir de su célebre contrato social12. Igualmente, Kant (1724-1804)
formuló su teoría política a partir de un contrato originario13. Y entre los
contemporáneos neocontractualistas, como John Rawls (1921-2002),
hicieron suyo el viejo postulado pactista14.
de tiempo atrás en clase que las constituciones son genuinos contratos.
Y esto no es un asunto de política o de derecho constitucional. Civilistas
está basada en un contrato15.
Veamos un ejemplo. Si el postulado de la autonomía de la voluntad,
institución natural de la vida social16 que gobierna las relaciones en
los actos jurídicos entre los particulares, puede entenderse como una
potestad de autorregulación de intereses y relaciones propias, en el
9Tratado político, Madrid, Tecnos, 1985, cap. II, 13 y cap. VI, 1.
10
Ideas
. Liber amicorum en homenaje a Alirio Gómez
Lobo, Bogotá, Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 2006, pp. 303 y ss.
11 Locke, John, , Cambridge University Press,
12 Rousseau, Jean Jacques, Du contrat social, París, Gallimard, 1964, Livre I, chapitres
I; IV; V; VI; VII; VIII et IX.
13 Kant, Inmanuel, La metafísica de las costumbres, Madrid, Tecnos, 1989, II, 311,
14 Rawls, John, Political Liberalism, New York, Columbia University Press, 1996,
Lecture VII, 6 & 7.
15 Ripert, Georges, La regla moral en las obligaciones civiles, Bogotá, La Gran
Colombia, 1946, p. 39.
16Teoría general de los
actos o negocios jurídicos, Bogotá, Temis, 1987, p. 7.
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