La protesta popular y el activismo por los derechos humanos - Orígenes sociales de los derechos humanos: violencia y protesta en la capital petrolera de Colombia, 1919-2010 - Libros y Revistas - VLEX 879444780

La protesta popular y el activismo por los derechos humanos

AutorLuis van Isschot
Páginas169-201
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La protesta popular y el activismo
por los derechos humanos
Nosotros hemos tenido momentos muy difíciles en Barranca
y en todo el país, donde el sentido de unidad cada día se al eja
más... pero también hemos sido capaces en estos momentos
difíciles de sentirnos pueblo, de ser g randes ente a eso, de
construir propuestas donde todos nos sentimos identicados,
todos somos capaces de responder. Ha sido una experiencia
muy grande en este sentido, nos hemos formado mucho más en
los hechos que en la misma teoría.
Y B, Org anización Femeni na Popular.1
Introducción
Muchos de los primeros movimientos por los derechos humanos en América
Latina nacieron en los años setenta en respuesta a la represión ocial en contra de
los procesos de movilización popular. A comienzos de los años ochenta, Guate-
mala, El Salvador, Honduras, Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Haití, Paraguay
y Bolivia eran regidos por dictaduras militares de derecha. Guatemala estaba a
punto de iniciar un período de terror estatal genocida; Perú recién acababa de
emerger de un período de un régimen militar, solo para ser sumergido en un
conicto de guerrilla que cobraría decenas de miles de vidas. Colombia —una
de las pocas democracias formales en la región— era gobernada por un régimen
1 Yolanda Becerra, entrevista con el autor (Barrancab ermeja, marzo 10, 2006).
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Orígenes sociales de losderechos humanos
legal represivo conocido como el Estatuto de Seguridad Nacional, que les conce-
dió poderes extraordinarios a las fuerzas de seguridad a l tiempo que restringía
los derechos a la libertad de movimiento y reunión. Una de las organizaciones
dederechos humanos líderes en Colombia, la Comisión Colombiana de Juristas,
estimó que entre 1978 y 1982, durante la administración del presidente Turbay,
no menos de 8000 personas fueron procesadas legalmente bajo el Estatuto de
Seguridad Nacional, la mayoría de ellos mediante consejos de guerra.2 Segú n el
sociólogo peruano Carlos Basombrío Iglesias: “Los movimientos por los derechos
humanos en América Latina han surgido casi exclusivamente como respuesta
a los abusos por parte del Estado”.3
Los movimientos por los derechos humanos no pueden ser vistos como
simples respuestas axiomáticas a la violencia. Ni son emisarios de una utopía. El
advenimiento de los derechos humanos en Barrancabermeja debe entenderse con
relación a una larga historia de lucha del movimiento popular en defensa de los
derechos civiles y políticos, que data desde principios del siglo . Los derechos
humanos son expresados y denidos en la práctica. Son una respuesta a la violencia
directa, perpetrada principalmente por las fuerzas militares y param ilitares, en
contra de la población obrera y campesina. Son también producto de un choque
de visiones de mundo, entre la comunidad de activistas organizados y el Estado.
Colombia estuvo gobernada bajo un estado de sitio casi permanente durante la
segunda mitad del siglo .4 Las medidas legales extraordinarias concentraron
el poder en las manos del ejecutivo, restringieron las actividades de los sindicatos
2 Citado en Boaventura de Sousa Santos y Mauricio Ga rcía Villegas, El caleidoscopi o de las
justicias. Tomo 2 (Bogotá: Siglo del Hombre-Col ciencias--Universidad de Coimbra-
Universidad de los Andes-Universidad Nacional de Colombia, 2 001), 322.
3 Carlos Basombrío Iglesia s, “Sendero Luminoso and Human R ights: A Perverse Log ic that
Captured the Country”, en Shining an d Other Paths: War and Society in Peru, 1980-1995,
editado por Steve J. Stern (Durham: D uke University Press, 1998), 426.
4 Un libro inuyente sobre la primera generación de defensores de derechos humanos f ue
Gustavo Gallón Giraldo, Q uince años de estado de sitio en Colombia , 1958-1978 (Bogotá:
Librería y Editorial A mérica Latina, 1979). Véase también Libardo José Aniz e, Felipe Cam-
maert y Manuel Alejand ro Iturralde, Estados de excepción y razón d e Estado en Colombia
(Bogotá: Estudios Oca sionales Cijus-Universidad de los Andes, 1997); Mauricio García
Villegas, “Constitucionalismo per verso. Normalidad y anorma lidad constitucional en
Colombia: 1957-1997”, en De Sousa Santos y García Villegas, El caleidoscopio, tomo 1,
317-370.
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La protesta popular y el activismo por los derechos humanos
y los partidos políticos de oposición, y permitieron a los militares suprimir la
protesta popular cuando era interpretada como una actividad subversiva.5
La predominancia que adquirió el activismo por los derechos humanos en
Barrancabermeja durante los años ochenta está estrechamente ligada al inicio de
la guerra sucia patrocinada por el Estado en contra de los movimientos populares,
en una región con una presencia fuerte del gobierno nacional y las autoridades
militares.6 La frase “guerra sucia” fue acuñada entre los activistas, periodistas y
estudiosos en América Latina durante el período de la Junta Militar que gobernó
en Argentina de 1976 a 1983.7 Los portavoces de la Junta habían argumentado que
su única opción era llevar a cabo una “guerra sucia” de operaciones encubiertas,
con el n de derrotar a los tenebrosos grupos guerrilleros que constituían una
amenaza a la seguridad nacional argentina.8 No obstante, activistas argentinos
alegaron que la “guerra sucia” en contra de los grupos insurgentes era la cubierta
de una guerra no declarada en contra de los movimientos sociales. El uso de la
frase ha sido denido por muchos académicos con referencia a un amplio retrato
5 Mauricio Archila , Idas y venidas: vueltas y revue ltas. Protestas sociales en Col ombia, 1958-
1990 (Bogotá: Instituto Colombiano de A ntropología e Historia, - Centro de In-
vestigación y E ducación Popular, Cinep, 20 04), 241.
6 Para los latinoamericanist as, la frase “guerra sucia” está asociada a menudo con la Junta
Militar Arg entina, pero tiene una etimología de tiempo atrás. La f rase “guerra sucia” fue
popularizada en los a ños cincuenta por activistas fra nceses que protestaban contra la repre-
sión colonial en Indochina . En un ensayo de enero de 1948, aparecido en Le Monde, Hub ert
Beuve-Méry acusó a los ocia les franceses de llevar a cabo una guerra suc ia en Vietnam.
El periódico del Partido Comun ista francés, L’Humanité, empezó a usar la fra se en forma
regular, notoriamente tras el a rresto y encarcelamiento del marinero y organi zador Henri
Martin. Hubert Beu ve-Méry, “Une guerre sale”, Une Semaine dans le Mond e, Enero 17,
1948; Marcel Cachin, “La g uerre du Vietnam, une sale guerre”, L’Humanité, Enero 21,1948.
La expresión más famosa de protesta en contra de las p olíticas francesas en Vietnam en la
época proviene de la publicación de L’aaire Henri Martin (París: G allimard, 1953) por un
grupo de destacados i ntelectuales franceses, incluyendo a Jean-Paul Sa rtre, Jean Cocteau
y otros.
7 M. L. R. Sm ith y Sophie Roberts, “War in the Gray: Explorin g the Concept of Dirty War”,
Studies in Conict a nd Terrorism 31, no. 5 (2008): 377-398.
8 El uso de la frase “guerra s ucia” por líderes militares argentinos se ha expl icado como una
traducción de un enfoque de contrainsurgenci a, utilizado por los franceses en Argel ia y
descrito por el presidente Charles de Gaulle como “el lado sucio de la g uerra”. Marguerite
Feitlowitz, A Lexicon of Terror: Argentina and the L egacies of Torture (Nueva York: Oxford
University Press, 1988), 12.

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