Trabajadores petroleros, colonos y las raíces del radicalismo popular - Orígenes sociales de los derechos humanos: violencia y protesta en la capital petrolera de Colombia, 1919-2010 - Libros y Revistas - VLEX 879444775

Trabajadores petroleros, colonos y las raíces del radicalismo popular

AutorLuis van Isschot
Páginas33-79
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Trabajadores petroleros, colonos
ylasraíces del radicalismo popular
La mayoría de las ciudades y los pue blos tienen un símbolo
que los representa: París, la torre Eiel; Roma , la Basílica de
San Pedro; Zipaquirá, su Catedral de Sal; Bogotá, el cerro de
Monserrate; y Barrancabermeja, su Re nería. Pero, paramí,
en Barrancabermeja hay algo que es más singula r para
quienes hemos vivido largos años en ella: el pito. Pero ¿cómo
dibujar el sonido de un silbato para convertirlo en el símbolo
de una ciudad como esta? Tal vez lo hubiese sabido Picasso,
pero ya está muerto.
A  , trabajador petrolero.1
Una ciudad rebelde
Barrancabermeja ha sufrido por largo tiempo de una mala reputación. Es conocida
entre algunos colombianos como un lugar peligroso y de transgresión moral. No
obstante, la ciudad también ha representado el trabajo duro y la oportunidad
económica. En la época de la bonanza petrolera, en los años veinte, Barranca
atrajo a hombres jóvenes para que produjeran dinero y lo gastaran. Si no sucum-
bían a alguna enfermedad o tenían que abandonar la ciudad por participar en
alguna huelga, los empleados de la Tropical Oil Company (la Troco) podían
1 Publicado origina lmente en el periódico de la Unión Sindical Obrera, El Frente Obrero.
Aristóbulo uirog a, “El pito de la Troco”, en Barrancabermeja en textos e imá genes, editad o
por Alfonso Torres Duarte (Barra ncabermeja: Alcaldía de Bar rancabermeja, 1997), 69.
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Orígenes sociales de losderechos humanos
permanecer allí por suciente tiempo para contarle sus historias a la siguiente
generación de tropeleros. A Barranca también llegaron mujeres jóvenes y algu-
nas obtuvieron empleo en el comercio del sexo. En su novela La novia oscura,
Laura Restrepo escribe: “Por ese entonces a la ciudad de Tora la distinguían en
las vastedades del mundo de afuera como la ciudad de las tres pes, Putas, Plata
y Petróleo. Petróleo, plata y putas. Cuatro pes, en realidad, si acordamos que
también era Paraíso en medio de tierras asoladas por el hambre”.2 Según un
viejo chiste, Barranca era poco más que un burdel con alcalde y cura.3 A través
de su historia, Barranca también ha sido estigmatizada por su asociación con el
radicalismo. Los reclutas jóvenes barranqueños que prestaban su servicio mil itar
se preocupaban de ser acusados por sus superiores de ser guerril leros. También se
dice que las mujeres embarazadas se marchaban de la ciudad para dar a luz en la
ciudad cercana de Bucaramanga, para que las cédulas de sus hijos no indicaran
que habían nacido en Barranca. La sola mención de Barranca hace fruncir el
ceño en toda Colombia. Es como si en Barranca los indómitos, los pobres y los
comunistas te fueran a comer vivo.
Para muchos, Barrancabermeja también tiene una mística especial. Barra nca
está llena de vida. Los movimientos populares de la ciudad ocupan un lugar
clave en esta mitología. La socialización de los trabajadores tenía lugar en la
renería, pero también en los espacios que los trabajadores migrantes abrieron
a su alrededor. En la poesía de las zonas de colonización popular de Colombia
existe un espacio para el tropel, es decir, la agitación y la disensión.4 En su mo-
nografía basada en historias orales grabadas en Barrancabermeja en los años
setenta , Aquí nadie es forastero, Mauricio Archila describe un lugar abierto y
hospitalario, donde los ciudadanos están conscientes del lugar que ocupan en
la histori a colombiana:
Desde que uno pone un pie en Barranca, siente un ambiente especial, tal
vez único en Colombia. No es el calor estrictamente, o la presencia del río
Magdalena —ya no tan majestuoso como en otros tiempos—, o la relativa
cercanía de la costa Atlántica, o el aire enrarecido fr uto de la combustión
2 Laura Restrepo, L a novia oscura (Barcelona: Editorial Ana grama, 1999), 12.
3 Jacques Apri le-Gniset, Génesis de Bar rancabermeja: ensayo (Bu caramang a: Instit uto Uni-
versitario de la Paz, Depart amento de Ciencias Políticas, 1997), 215.
4 Alfre do Molano, Los años del tropel (Bogotá: Fondo Editoria l Cerec, 1985).
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Trabajadores petroleros, colonos ylasraíces del radicalismo popular
permanente de gases derivados del petróleo. Es algo más, es el e spíritu de sus
gentes. Es la calurosa acogida que dan a los vi sitantes, es la sed de aprender.
Es el orgullo de vivir en la capital petrolera de Colombia, es, en n, una
cultura especial.5
En Barranca existen pocos rastros de la acostumbrada deferencia que se
tiene con la autoridad y las políticas del Jockey Club de Bogotá, la moralidad
católica de Antioquia, los estrechos lazos del clientelismo económico y político
del Eje Cafetero o las notorias divisiones raciales de la costa Pacíca y el Ura-
bá.6 A pesar de la visión noir de Barranca, poblada por demasiadas prostitutas
yruanes, la ciudad también era un lugar de libertad personal, de solidaridady
de oportu nidades.
Cuando la Standard Oil de Nueva Jersey compró la Tropical Oil Company
y los derechos de extracción de petróleo en la zona alrededor de Barrancabermeja
en 1919, se pusieron en marcha numerosos procesos de innovación económica,
social y política. Durante este período, barranqueños de todo tipo comenzaron
a identicarse como miembros de una clase obrera con criterio independiente y
progresista.7 En este capítulo considero cuatro procesos h istóricos relac ionados
con la intervención petrolera y su legado, y vinculados entre sí: la colonización
dela región del Magdalena Medio previa a la bonanza petrolera de los años veinte;
la creación de la ciudad de Barrancabermeja; los conictos que enfrentaron a los
trabajadores petroleros y a otros residentes en contra de la Troco; y la transición
de las inversiones de la Troco al control estatal hasta nales de los años cincuenta.
Antes de la llegada de la Tropical Oil Company, el valle del río Magda lena
era una zona de resistencia indígena, luchas campesinas por la tierra y un refug io
5 Mauricio Archila, A quí nadie es forastero. Testimonios sobre la formación de una cultura
radical: Barrancaber meja 1920-1950 (Bogotá: Centro de Investi gación y Educac ión Popular,
Cinep, 1978), 109.
6 Migrantes de Santander, el departamento donde está ubicado Barranca, son una de las
principales inuencias de los or ígenes de Barranca, pero la ciuda d también tiene una fuerte
identidad con sus raíces caribeña s. Para leer más sobre la música y la cultura popula r de la
costa Caribe colombiana y el río Magd alena, véase Peter Wade, Música, raza y nación: mú sica
tropical en Colombia , traducido por Adolfo González Hen ríquez (Bogotá: Vicepresidencia
de la República, 2002).
7 Benedict A nderson, Imagined Communities: Re ections on the Origin and Sprea d of Na-
tionalism (Nueva York: Verso, 1991).

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