La responsabilidad penal: una ecuación que incluye distintos sectores sociales en Los minutos negros, de Martín Solares - Segunda parte. La novela de crímenes - La novela de crímenes en América Latina: un espacio de anomia social - Libros y Revistas - VLEX 857331100

La responsabilidad penal: una ecuación que incluye distintos sectores sociales en Los minutos negros, de Martín Solares

AutorGustavo Forero Quintero
Cargo del AutorDoctor Cum Laude en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca, por un estudio sobre el símbolo del espejo en la novela histórica de Germán Espinosa, y Magíster en Études Romanes de la Universidad de la Sorbona (París IV)
Páginas103-129
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LA RESPONSABILIDAD PENAL, UNA ECUACIÓN
QUE INCLUYE DISTINTOS SECTORES SOCIALES
EN LOS MINUTOS NEGROS, DE MARTÍN SOLARES
Ánimo, dije, a veces el acto aislado de un individuo
puede cambiar a la sociedad. Esto le dije, y no he cesado
de arrepentirme […]. El entusiasmo puede provocar
espejismos. (Solares 344)
Sobre la base de la investigación de los asesinatos de cuatro niñas a manos
de El Chacal, la novela Los minutos negros (2006), de Martín Solares (Tam-
pico, 1970),1 denuncia la situación de impunidad generalizada en el México
contemporáneo. Los hechos ocurridos en 1977, en la ficticia localidad de
Paracuán, Tamaulipas, puerto petrolero del Golfo de México, poseen este
1 Martín Solares es doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de La Sorbona. En 1998
recibió el Premio Nacional de Literatura Efraín Huerta por El centro de la ansiedad (inédita).
Sus cuentos “Ajedrez” y “El Planeta Cloralex” fueron incluidos en las antologías Día de
muertos (2001) y La littérature mexicaine des trente dernières années (2004), respectivamente.
En 2003, editó la compilación Nuevas líneas de investigación. 21 relatos sobre la impunidad.
También es autor del libro de ensayos Cómo dibujar una novela (2014). Publicó en 2015
su segunda novela, No manden flores. En 2017 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo José
Revueltas. Ha sido colaborador de Milenio, La Jornada, Replicante y Proceso, entre otras
publicaciones. Su obra, y específicamente Los minutos negros, ha sido exaltada especialmente
por el escritor dominicano-estadounidense y Premio Pulitzer de Ficción 2008, Junot Díaz
(Ulaby párr. 13). Esta novela fue finalista del Premio Rómulo Gallegos en 2007.
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Gustavo Forero Quintero
valor metonímico, pues para el detective Vicente Rangel González “[l]o que
tenía ante sus ojos era lo peor que había ocurrido en la ciudad desde el siglo
xix” (135); y “[c]omo lo reconoce en algún momento el narrador, el crimen
y la impunidad son los cimientos no solo de Paracuán [...] sino de todo Mé-
xico”, afirma Luis Rico Chávez (párr. 28).
Esta última observación alude a la perspectiva del personaje Bernardo
Blanco, periodista que investiga lo ocurrido con las niñas e intenta escribir
una novela sobre el caso. Para él, en efecto, “la ciudad parece haber crecido
alrededor de ese asunto” (93). Su asesinato es investigado en 2003 por el oficial
Ramón Cabrera, El Macetón, quien, como Rangel, pretende hacer justicia allí
donde eso parece imposible, y en tal empeño resulta siendo, también, vícti-
ma de la anomia social reinante en el país.2 De tal modo, los crímenes de las
niñas se suman al del periodista Blanco para describir el ambiente delictivo
de la sociedad de la que la novela da noticia.
eL chacaL y paRacuán
El carácter de hito fundador con que se revisten los infanticidios y lo ocurrido
con el periodista Blanco permiten a Solares construir la metáfora de Méxi-
co como espacio agreste y mortal:3 en Paracuán los habitantes de la ciudad
son comparables a las jaurías de un animal, el chacal. Así, para el personaje
Johnny Guerrero, reportero de nota roja de El Mercurio, llamaban chacales
“a los hombres que atacaban a las menores, como los animales de rapiña,
que solo cazan en grupo o cuando se aseguran de que su presa es pequeña e
indefensa” (154). Esta imagen de la acción individual y colectiva a un mismo
tiempo del chacal sintetiza lo que ocurre en la novela, donde un grupo se
identifica con el individuo a la hora de atacar a la víctima indefensa, es decir,
cuando uno y otros conforman la jauría ante esta presa.
Según el narrador, “[p]or encontrarse entre tres estados, tan cerca del mar
y del río, la ruta de Paracuán era un punto ideal para transportar materiales
2 Respecto del ambiente de crímenes de la novela, resulta interesante la apreciación de
Natasha Wimmer en el sentido de que en esta “the concept of justice has been leached of
meaning” (párr. 3).
3 Al respecto, en la presentación de la novela, reseñada por El Universal el 15 de marzo de
2007, Jorge Volpi afirmó que esta es una “metáfora perfecta de nuestros vicios policiacos
y nuestras desventuras criminales” (“Presenta Martín Solares” párr. 11).

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