Capítulo 6. La estabilidad económica y la actividad financiera - Hacienda pública: asignación de recursos, distribución del ingreso y la riqueza, formación de capital y estabilización económica - Libros y Revistas - VLEX 951516226

Capítulo 6. La estabilidad económica y la actividad financiera

AutorGermán Puentes González
Páginas189-216
E
Capítulo 6
La estabilidad económica y la actividad financiera
n este capítulo se analiza la estabilidad económica como tercera gran
función que cumple la hacienda pública. El capítulo tiene dos partes: en la
primera se desarrollan los conceptos de estabilización interna y externa, las
políticas e instrumentos utilizados en cada caso, y la segunda parte se
refiere a los distintos modelos de estabilización económica.
Para abordar la estabilización económica es preciso responder algunos
interrogantes, a saber: 1) ¿qué es la estabilidad económica y por qué se
desestabiliza la economía?; 2) ¿qué variables son afectadas cuando se
presentan desequilibrios en el ámbito interno y en el externo?; 3) ¿con qué
políticas e instrumentos se recupera la estabilidad económica?
Desde la época de Keynes, considerado el creador de la macroeconomía
(pues antes de él todos los asuntos económicos se tramitaban bajo el rótulo
de la teoría económica) y dados los sucesos de la crisis financiera de 1929,
se comenzó a hablar de la macroeconomía, entendida como la perspectiva
económica que se ocupa del estudio y análisis de los grandes agregados
económicos como el Producto Nacional, el Producto Interno Bruto, el nivel
de precios, el nivel de desempleo, la relación importaciones versus
exportaciones o los problemas del crecimiento económico con estabilidad.
¿Qué es la estabilidad económica? Se puede entender como una
condición o conjunto de circunstancias que implican la ausencia de
movimientos abruptos de las variables de producción, renta, desempleo,
nivel de precios y equilibrio de la balanza de pagos (más concretamente de
la balanza en cuenta corriente).
La condición de “estable” de la economía es preferida y codiciada por
todo jefe de Estado y ministro de Hacienda, porque disminuye las
incertidumbres de los agentes económicos, quienes tienen aversión al riesgo
y prefieren tomar sus decisiones de inversión en condiciones en las cuales
las distintas variables se mueven de manera armónica y sin oscilaciones
peligrosas. La inestabilidad, por el contrario, dificulta el buen desempeño
de los agentes económicos y genera desajustes sociales porque produce
altos niveles de desempleo, lo cual conlleva inconformidad social, y ello
pone en peligro la estabilidad política.
La economía se puede desestabilizar por varias razones, entre las cuales
se pueden mencionar las siguientes: utilización intensiva de un factor de
producción en detrimento de otro; por ejemplo: el uso intensivo de
tecnología y capital en los procesos de producción y distribución en ciertos
sectores económicos, en detrimento del factor trabajo, con lo cual se puede
presentar desempleo, baja demanda agregada y luego un desestímulo a la
inversión y producción en el resto de la economía; igualmente, la economía
se puede desestabilizar porque se presenta un alza generalizada de los
precios. Por las razones que veremos a continuación, la oferta no responde
al mismo ritmo de la demanda, lo cual ocasiona un desequilibrio entre
oferta y demanda. El alza de los precios afecta a los salarios, los cuales
tienden a elevarse excesivamente. En tales circunstancias los inversionistas
ven poco atractivas sus decisiones de inversión y producción y la oferta se
estanca o disminuye, o pueden invertir incorporando tecnología y
automatización de los procesos y desplazando mano de obra, con lo cual se
incrementa el desempleo. La lógica antes expuesta de las relaciones entre
las variables de precios y desempleo, era la imperante antes de que
apareciera Keynes. A este respecto Stiglitz sostiene:
Antes de Keynes, muchos economistas pensaban que el paro se debía en gran parte a que los
salarios eran demasiado elevados en relación con los precios, lo que reducía la cantidad de
trabajo que estaban dispuestas a contratar las empresas. El cociente entre los salarios y los
precios se denomina salario real. Se pensaba que la reducción del salario real elevaría el nivel
de empleo. Keynes sostenía, por el contrario, que lo que limitaba el volumen de empleo era el
nivel de demanda; las empresas sólo estaban dispuestas a contratar nuevos trabajadores si
podían vender los bienes que producían éstos
[…] Keynes no sólo diagnosticó de otro modo el problema sino que también ofreció una
solución: si se incrementaba la demanda agregada –el consumo, la inversión o el gasto
público– disminuiría el paro. Keynes pensaba que en las recesiones profundas era difícil
fomentar la inversión, por lo que la manera más eficaz de elevar la demanda agregada era
aumentar el gasto público o reducir los impuestos, lo que estimularía el consumo privado
[…] Los críticos de la economía Keynesiana han adoptado tres posturas: a) El diagnóstico
keynesiano del problema; el paro no se debe, al menos en algunos casos importantes, a que la
demanda agregada sea insuficiente sino a que los salarios son demasiados elevados. b) Es
probable que la política económica sea ineficaz para elevar la demanda agregada; por ejemplo,
el gasto público “expulsa” gasto privado: al aumentar el gasto público, disminuye el gasto
privado en la misma cuantía; en concreto, la política destinada a elevar el consumo o el gasto
público reduce la inversión y, por lo tanto, el crecimiento de la economía. c) incluso aunque
esta política fuera eficaz, al gobierno le resulta difícil programar bien sus intervenciones, por
lo que es probable que eleve el gasto precisamente en un momento en el que debería reducirlo
y viceversa

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