Capítulo 9. Gasto público como instrumento para regular la economía y distribuir el ingreso y la riqueza
| Autor | Germán Puentes González |
| Páginas | 251-273 |
E
Capítulo 9
Gasto público como instrumento para regular la
economía y distribuir el ingreso y la riqueza
n este capítulo se desarrolla el tema del gasto público, entendido como un
instrumento de gran importancia en el marco de la política fiscal cuyo uso
juicioso y oportuno contribuye a regular la actividad económica, mantenerla
en relativo equilibrio y a la vez inducirla a la generación de bienestar social
para todos.
El Estado tiene la gran misión de ser el conductor de la economía,
garantizar el uso de los recursos naturales y del suelo, la producción,
distribución y consumo de los bienes y servicios públicos y privados para el
mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes y asegurar la
distribución equitativa de las oportunidades y beneficios del desarrollo y la
preservación del medio ambiente. Para cumplir tal misión dispone, entre
otros medios, de la política fiscal en cuyo marco el gasto público
desempeña un papel preponderante, como se ve a continuación.
Dado que el Estado funge como un árbitro de recursos, en el sentido de
obtenerlos de la sociedad a través de los impuestos y demás contribuciones
y devolverlos a la misma sociedad en bienes y servicios, sin guardarse nada
para sí, ahí es donde el gasto público cobra gran importancia como
instrumento regulador de la velocidad del crecimiento económico impuesto
por el sector privado y como facilitador de la distribución de los beneficios
del crecimiento y el desarrollo económico. Las preguntas que surgen son,
entre otras: ¿cuáles son las características del gasto público? ¿Quién o
quiénes establecen las prioridades y montos del gasto público? ¿Con qué
criterios se debe decidir o decretar el gasto público?
Características del gasto público: equidad y eficiencia
Las características del gasto público son las de la equidad y la eficiencia.
Desde el punto de vista de la equidad, se pretende mejorar
significativamente las condiciones de vida de toda la población pero con
énfasis en la población más pobre, más débil, más desprotegida de los
dones de la naturaleza y por lo tanto más vulnerable. Esto con el fin de que
con el esfuerzo de todos disminuyan las brechas de bienestar entre los que
poseen fortunas insultantes y los que carecen de los medios para satisfacer
sus necesidades a nivel de los mínimos vitales, mínimos que deben ser
garantizados y protegidos por el Estado y exigidos por toda la sociedad.
Para garantizar, de alguna manera, que haya equidad en la distribución
de la renta y la riqueza, los estudiosos del tema se han ideado ciertos
indicadores que permiten conocer qué tan equitativo o inequitativo es un
sistema económico. Estos indicadores son la curva de Lorenz y el
coeficiente de Gini, con los cuales se puede determinar el grado de
concentración de los beneficios del gasto público, qué tramo de la
población está siendo más beneficiado y qué porcentaje de esta se encuentra
privada de los beneficios del gasto público.
Dado que ni el desarrollo científico y tecnológico ni la capacidad de la
administración pública dan para averiguar la debilidad y fortaleza a nivel de
individuos, con lo cual se estaría probando qué tan eficiente es el sistema de
gasto público que se quiere implantar, y evitar que se beneficie quien no lo
necesita, al igual que evitar que se deje por fuera del beneficio a quien sí lo
merece, se requiere entonces aceptar que de lo que se trata es de hacer el
mejor bien para la mayor cantidad de personas posible, en vez de obtener el
máximo rendimiento con los mínimos insumos; pero para afinar de alguna
manera la orientación de la decisión, de suerte que se cumpla lo antes dicho,
se hace necesario dividir la sociedad en tres clases sociales (alta, media y
baja), con lo cual se da un paso importante para que los criterios tanto de
eficiencia como de equidad respecto al gasto público se cumplan en alto
grado. Se presentan igualmente tres clases de gastos según al segmento
poblacional sobre el que tenga mayor incidencia, así: gastos progresivos,
regresivos y de pobreza.
El gasto puede catalogarse de progresivo cuando se canaliza hacia la
clase media, porque logra cambiar más que proporcionalmente las
condiciones de vida de ese segmento de la población con relación al
incremento del gasto público; se logra una mejor y por supuesto menos
injusta redistribución de los ingresos públicos que la existente, antes de
realizar el gasto público. Ejemplo de tales gastos pueden ser los destinados
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