Internet y el mundo editorial - La venta de derechos - Libros y Revistas - VLEX 911534172

Internet y el mundo editorial

AutorLynette Owen
Páginas455-520
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
Internet y el mundo editorial
Internet es hoy día un elemento normal de nuestra vida cotidiana. Aun-
que en el pasado era un canal de comunicac ión exclusivo entre académi-
cos e investigadores, ahora es usado como fuente de información; como un
medio rápido, fácil y barato de comunicación gracias al correo electrónico,
y como una forma de conexión social por medio de las redes sociales y los
sitios de contenido generado por los usuarios (, por sus siglas en inglés),
tales como Facebook, Twitter y YouTube (véase la sección «Redes socia-
les y sitios de contenido generado por los usuarios», un poco más adelante
en este capítulo). También es un canal esencial para la publicidad y el co-
mercio. En la actualidad se est ima que cerca de  millones de personas
tienen acceso a Internet en el mundo entero (cerca del  de la población
mundial), de los cuales hay  millones de usuarios en los Est ados Unidos
y más de seiscientos millones en Europa (de estos,  millones están en el
Re ino Unid o).
Internet fue desarrollado originalmente por el Ejército de los Estados
Unidos y los cuerpos de defensa civil a na les de los años sesenta; en  las
funciones no militares se separa ron para formar la Agencia de Proyectos de
Investigación Avanzados, Arpanet (Advanced Research Projects Agency),
la cual ofrecía una red de comunicación entre entidades académicas y de
investigación de diferentes áreas de los Estados Unidos. Hoy día es un sis-
tema supranacional de telecomunicaciones que une una cantidad enorme
de redes privadas y públicas de todo el mundo.
Por su misma naturaleza, Internet se desa rrolló de forma rápida y orgáni-
ca sin tener un mecanismo central de control, ni un solo código de conduc ta,
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la venta de derechos
y con una losofía que todavía prevalece entre muchos de sus usuarios má s
entusiastas, según la cual (aparte del costo inicial de conectarse y el tiem-
po de conexión telefónica) el servicio es gratuito. Por lo general los usua-
rios pagan una conexión inicial y un cargo mensual por acceder a Internet
mediante un proveedor de servicios en línea (por ejemplo, en el caso de los
Estados Unidos, &, Verizon y Comcast, y Virgin, Carphone Ware-
house’s TalkTalk o British Telecom, en el Reino Unido), más los cargos
que ocasione el tiempo de uso de la línea telefónica. La mayoría de los pro-
veedores ofrece el servicio a cambio de una tarifa mensual ja. En efecto,
los usuarios tienen acceso a sitios del mundo entero por el precio de una
llamada telefónica local y pueden transferir y descargar sin problemas ar-
chivos digitales, para un número potencialmente innito de usuarios. El
servicio de banda ancha ha facilitado la velocidad de acceso y la capaci-
dad de descargar cantidade s todavía más grandes de texto, audio y material
audiovisual.
Los ingresos por cuenta de las tra nsacciones comerciales realizadas por
medio de Internet crecen rápidamente; las tiendas convencionales que tie-
nen un local físico, entre otras las tiendas por departamentos y los super-
mercados, ofrecen hoy facilidades de venta en línea, pues muchos han
sufrido una disminución en la c antidad de público que los visita y ha habido
varias fusiones y cierres. No obstante, muchos clientes aún son renuentes
a dar la información de su tarjeta de crédito en línea; el robo de informa-
ción de las cuentas de los clientes y los fraudes med iante transacciones con
tarjeta de crédito han ido en aumento, a pesar de las g arantías que ofrecen
los vendedores sobre la seguridad de sus sitios, además, ha habido famosos
casos de piratería de cuentas de empresas, como TalkTalk, British Airways
y Hoteles Marriott.
Un problema muy real de Internet es que su espectacular desa rrollo a lo
largo de los últimos veinticinco años ha producido una montaña de mate-
rial que sigue creciendo, pero carece de un sistema general de clasicación,
lo cual diculta la navegación y encontrar directamente la información re-
levante. La revista Byte hablaba de una «sobredosis de información» y el
problema sigue sin resolverse. Los usuarios acceden al mate rial por medio
de navegadores, como Internet Explorer de Microsof t, Google Chrome o
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I    
Firefox de Mozilla. La gran ca ntidad de material ha llevado al establecimien-
to de numerosos motores de búsqueda, como Google; Yahoo!, de Ver i zo n, y
Bing, de Microsof t; Google es el predominante y, desde que entró a la bolsa
en agosto del , ha incursionado en una serie de áreas distintas, entre
otras, la digital ización de contenido (véase la sección «Motores de búsque-
da, minoristas en línea y otros: ¿amenaza u oportunidad?», más adelante
en este capítulo), además de la producción de los lentes inteligentes Google
Glass y los autos sin conductor.
En , Tim Berners-Lee, que para entonces trabajaba en los Labora-
torios  en Ginebra (el centro europeo para la investigación en física
de partículas), desarrolló la World Wide Web (www) como un sistema de
interfaz grác a para Internet, y ahora representa la parte más densamente
poblada de la red; esto es lo que les permite a los usuarios hacer conexiones
entre sitios relacionados con un solo clic. Los archivos de texto se codican
en lenguaje  (Hypertext Mark-up Language). La red ofrece enlaces
al Gobierno y las redes de comunicación académicas, carteleras de infor-
mación para discusiones de grupo y sitios web establecidos por empresas,
los cuales brindan información sobre sus productos y servicios y un canal
de comercio. Todas las editoriales tienen ahora, por lo general, sitios web
corporativos, los cuales ofrecen informac ión tanto a los autores como a los
clientes sobre sus operaciones, información sobre las nuevas publicaciones
y facilidades para hacer ped idos.
Un problema constante con Internet es que con frecuencia no hay mane-
ra de establecer la fuente origina l del material, ni se tiene una jerarquía del
conocimiento, lo cual diculta evaluar la exactitud de gran parte de la in-
formación que se encuentra. Todo el que tiene acceso a Internet puede con-
vertirse en «editor» y, en palabras de una famosa caricat ura sobre Internet
que apareció hace muchos años en la revista e Ne w Yo rker , que muestra
a un perro en línea, «En Internet nadie sabe que eres un perro». A medi-
da que Internet se ha expandido, los usuarios han aprendido a conar en
sitios «reconocidos» por la delidad de su información, pero una inmensa
cantidad de material publicado proviene de individuos cuyas credencia les
no son fáciles de establecer. Un avance signicativo fue Wikipedia, una
enciclopedia multilingüe desarrollada en colaboración y basada en la web,

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