Publicaciones electrónicas y licencias digitales - La venta de derechos - Libros y Revistas - VLEX 911534173

Publicaciones electrónicas y licencias digitales

AutorLynette Owen
Páginas521-574
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Publicaciones electrónicas
y licencias digitales
En el capítulo  cubrimos algunos aspectos de la ed ición electrónica, en
la medida en que los usuarios, en part icular del sector académico y la
investigación comercial, siguen ejerciendo presión para tener acceso rápido
y fácil a extractos seleccionados de material protegido y denitivamente
preeren la forma digital a las tradicionales fotocopias. Este capítulo está
dedicado a la edición electrónica y mult imedia propiamente d icha, y busca
hacer una distinción entre las iniciativas que surgen de las editoriales que
han publicado la edición impresa y la verdadera cesión a terceros de dere-
chos sobre contenido.
La edición electrónica es hoy una práctica ese ncial de la industr ia edito-
rial, gracias al impulso de distintos desarrollos tecnológicos y comerciales.
La vieja máxima según la cual el contenido era lo principal tal vez ha sido
igualada por la má xima según la cual «el cliente es el que manda»; los pro-
veedores de contenido de todas las industrias creativas se han visto obli-
gados a hacer grandes cambios e inversiones para facilitar el acceso a sus
productos como resultado de las exigencias de los usuarios; no obstante,
todavía enfrentan una considerable oposición por parte de algunos consu-
midores, que sienten que la protección de los derechos de autor impide el
acceso a un material que esper an que se les ofrezca de forma gratuita (véase
la sección «El movimiento antiderechos de autor, acceso abierto y otras ini-
ciativas», en el capítulo ), y esto ha hecho que los derechos de autor hayan
quedado bajo la lupa a nivel internacional, multinacional y nac ional.
Según los pronósticos, en el año  ya debíamos disfrutar de la su-
puesta «autopista de la información», en la forma de una red multimedia a
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   
gran escala, que dotaría a hogares y sitios de trabajo de servicios de teleco-
municaciones, televisión (incluida la televisión interactiva, por ejemplo, la
participación en programas de juegos y prog ramas de discusión), servicios
de computación, de compra y de entretenimiento, y acceso a la información
por demanda, por medio de una sola vía de bra óptica.
Tal vez poner la meta del año  fue un exceso de optimismo, pero
al momento de escribir esto prácticamente ya presenciamos ese escenario.
Pocas personas podrían haber ima ginado la inuencia tan generalizad a de
Internet; en particul ar, el correo electrónico es hoy el medio estándar de co-
municación, tanto a nivel comercial como personal ( junto con los mensajes
de texto y las redes sociales); Internet ofrece una fuente clave de informa-
ción para los sectores educativo, académico y profesional, al igual que para
el público general, aparte de que el comercio electrónico ya es algo que se
da por hecho. Los obstáculos iniciales para c umplir el sueño de la autopista
de la información eran las limitaciones de acceso a las redes de telecomu-
nicaciones, combinadas con un ancho de banda inadecuado pa ra ofrecer la
entrega rápida y a gran escal a de facilidades multimedia por Internet. Esta
situación cambió radicalmente en el Reino Unido con la introducción de
los servicios de banda ancha ofrecidos por proveedores como , Ta lkTa lk ,
Virgin y Sky; al momento de escribir esto, se estima que hay aproximada-
mente  millones de usuarios de Internet en el mundo entero, de los
cuales  millones están en el Reino Unido y  millones en los Estados
Unidos. En el Reino Unido, los servicios de televisión se volvieron totalmen-
te digitales desde oct ubre del  y se ofrecen por cable, por satélite, por la
plataforma Freeview o mediante un decodi cador; la migración más grande
a lo digital tuvo lugar en los Estados Unidos a mediados del .
Mientras continúa la convergencia de una amplia gama de par ticipantes
que provienen de distintas industrias, constantemente se sellan alianzas
entre compañías de telecomunicación, proveedores de servicios por cable,
proveedores de servicios de Internet, servicios de televisión y transmisión
por satélite, sitios de redes sociales, vendedores minoristas en línea, pro-
ductores de hardware y software elec trónico y proveedores de contenido.
También ha habido convergencias dentro de la industria cinematog ráca,
Paramount (parte de Viacom) adquirió DreamWorks, de Steven Spielberg,

    
a nales del , por un precio de  millones de dólares; mientras que
Disney adquirió el estudio de animación Pixar, a comienzos del , por
 millones de dólares. En diciembre del , Comcast, un importante
proveedor de servicios de televisión, telefonía e Internet por cable, le hizo
una oferta a General Electric por el  de las acciones de  Univer -
sal, una de las compañías de cine y televisión más grandes; y en marzo del
 terminó de comprarla. En septiembre del , Comcast adquirió su-
cientes acciones para controlar Sky, con una oferta de  millones de
dólares, mientras que Disney pagó  millones de dólares por los estu-
dios de televisión y cine de Twenty-First Century Fox, junto con sus canales
de cable y la operación de Sky en Europa. Muchas compañías editoriales
son también parte de conglomerados que pueden tener intereses en cine,
televisión, periódicos, telecomunicaciones y cable. El concepto de la fertili-
zación cruzada, en términos de maximizar los ingresos de los derechos de
la propiedad intelectual «dentro de la fami lia», todavía se considera un ideal,
aunque hasta el día de hoy aún no ha demostrado ser totalmente exitoso. A
pesar de esto, en el  Disney adquirió Marvel Enterta inment y Warner
Brothers compró  Comics, y permanentemente salen películas taquille-
ras basadas en los superhéroes de esas productoras.
Al inicio, el desarrollo de las plataformas de video por demanda (o,
por sus siglas en inglés) fue lento, en la medida en que el servic io dependía
de una amplitud de ancho de banda adecuada; pero hoy día, a los dos la-
dos del Atlántico ya hay numerosos servicios que entregan contenido de cine
y televisión por demanda a los hogares de sus clientes y también a disposi-
tivos como computadores portátiles, tabletas y teléfonos celulares. Algu nos
de estos servicios (en especial Netix y Ama zon) se han convertido en im-
portantes desarrolladores de contenido.
La pregunta, entonces, es si las editoria les han sido capaces de mantener el
ritmo de los desarrollos tecnológicos. Al comienzo, al gunas prerieron espe-
rar; otras formaron alianzas estratégicas con productores electrónicos (por
ejemplo, Dorling Kindersley se alió desde muy temprano con Mic rosoft);
algunas de las compañías más grandes, en particular aquellas que forma-
ban parte de conglomerados de medios, empezaron a fabricar productos
electrónicos, la mayoría en formato - y basados en productos que

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