'Queremos testigos'. Acompañamiento humanitario en San José de Apartadó - Plan Colombia. Atrocidades, aliados de Estados Unidos y activismo comunitario - Libros y Revistas - VLEX 856681756

'Queremos testigos'. Acompañamiento humanitario en San José de Apartadó

AutorJohn Lindsay-Poland
Páginas87-111
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“Queremos testigos”
Acompañamiento humanitario en San José de Apartadó
En 1998, en respuesta a la nominación hecha por la organización Colombia
Support Network, con sede en Madison, Wisconsin, el Movimiento de Recon-
ciliación (Fellowship for Reconciliation–for) otorgó su premio internacional
anual de paz a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Siendo una
organización pacifista que utiliza la no violencia para resistir la guerra y
la injusticia, for sintió inspiración en el coraje y los valores de la comuni-
dad. En representación de San José, Gildardo Tuberquia viajó a Madison,
Wisconsin, en diciembre de 1998 para recibir el premio de las manos del
director de for, el padre John Dear, quien quedó muy impresionado con
Gildardo. En enero de 2000, la comunidad envió una invitación a for para
unirse a la conmemoración del tercer aniversario de su declaración como
una comunidad de paz en marzo de 1997.
Como coordinador de for para el programa de América Latina, recibí
la invitación por fax en San Francisco y pensé que asistir me tomaría mucho
tiempo. No era posible llegar a San José ni siquiera viajando un día entero:
había que volar a Medellín, pasar la noche, luego tomar otro vuelo a Carepa,
ir desde allí a la terminal de autobuses de Apartadó, luego tomar una chiva
(allí le dicen chivero) durante una hora y media por la carretera a San José.
Parecía mucho esfuerzo solo con el fin de responder a la invitación de uno
de los grupos que había recibido nuestro premio.
Sin embargo, un mes después de recibir el fax, el sábado 19 de febrero
poco después de que oscureciera, hombres armados ingresaron al centro
de San José con una lista de nombres en la mano. Durante ese día, las tro-
pas del ejército habían detenido a varios residentes en un bloqueo militar
establecido en la única carretera que llevaba al centro de la ciudad, a pocos
minutos de distancia. Algunas personas vieron a una veintena de hombres
“Queremos testigos”. Acompañamiento
humanitario en San José de Apartadó
Plan Col ombia. Atrocidades, a liados de Estados Uni dos y activismo comuni tario
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armados uniformados reunidos en una finca en el mismo camino durante
el día. Después de las 7:00 p. m., los hombres entraron a la cancha de fút-
bol, divididos en tres o cuatro grupos y caminaron tranquilamente hacia
la ciudad. Mientras la gente corría, decían: “No nos mires o te matamos”.
Los hombres armados fueron a la central telefónica del pequeño pueblo
y cortaron los cables (del altavoz, posiblemente pensando que eran líneas
telefónicas). En la plaza central con su ca ncha de básquetbol, Albeiro Mon-
toya huyó y fue derribado a tiros. Después, los hombres se dirigieron a las
pequeñas tiendas y, uno a uno, mataron a otros cuatro comerciantes locales
porque, según dijeron, le vendían productos a la guerrilla. Uno de ellos,
Mario Urrego, dijo a sus vecinos: “Tranquilos, es el ejército”, antes de que le
dispararan frente a su familia.1 Según los informes, había reconocido a uno
de los hombres armados, que llevaban insignias del ejército en sus uniformes.
Dos hombres encapuchados, uno de ellos reconocido por miembros de la
comunidad como un guerrillero que se había entregado al ejército el mes
anterior, señalaron las víctimas.2
En un comunicado emitido el día siguiente, el grupo colombiano y
católico de derechos humanos Justicia y Paz sostuvo que los asesinatos fue-
ron anunciados por un “informe de inteligencia” militar divulgado en los
medios el mes anterior. El informe decía que las farc estaban utilizando a
las comunidades de paz, específica mente nombrando a San José de Apartadó,
para sus ataques.3 Por miedo, los residentes durmieron durante varios días
después en un granero de la comunidad, en lugar de hacerlo en sus casas.
Los observadores del grupo de derechos humanos Brigadas de Paz
Internacionales (Peace Brigades International, pbi) que presenciaron la
incursión paramilitar del 19 de febrero llamaron a sus colegas, cada pocos
minutos, durante el ataque, iniciando una cadena de llamadas a organ izacio-
nes nacionales e internacionales incluso antes de que los hombres armados
hubieran partido de San José. Hablé con uno de los testigos de pbi, Andre w
Miller, cuando regresó a Washington, quien estaba comprensiblemente
1 “Constancia hi stórica”, boletín de correo elect rónico, Justicia y Paz, 20 d e febrero de
2000, en posesión d el autor.
2 Andrew Mi ller, “1999-2000: Hop e and Bloodshed: My Year in Urabá ”, en Peace Brigades
International, 15 Years of pbi. (Oc tubre de 2009), 19-20.
3 Miller, “1999-2000”.

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