El delito de usura
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CAPÍTULO VII
EL DELITO DE USURA
WILLIAM SHAKESPEARE
El Mercader de Venecia
A. ASPECTOS GENERALES
«Por la usura, la agricultura, el comercio y la ganadería, puedes tú adqui rir
el poder de la riqueza, oh rey de reyes», reza el poema hindú Mahabarata.
Las líneas transcritas imponen aceptar que, como lo han sostenido algunos,
mutuo o préstamo de consumo. De esta forma, se precisa que quien cede una
liquidez determinada en favor de otra persona, debe ser compensado y retribuido
CUBEROS GÓMEZ, se logre que «cuando se le restituya el capital él tenga el mismo
valor de la época en que lo prestó (intereses compensatorios) y lo segundo,
devengando unos frutos por dicho capital (intereses remuneratorios)». Empero, el
deseo de enriquecimiento fácil y el aprovechamiento de la necesidad ajena trajo
consigo la costumbre de obtener exageradas ganancias por el préstamo del dinero,
Podría asimismo señalarse que esta conducta es tan antigua que aparece
reseñada en las leyes de MANÚ y de MOISÉS, al igual que en el, donde se
expresa: «Si prestares dinero al necesitado de mi pueblo, que mora contigo, no
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lo has de apremiar como un exactor, ni oprimirlo con usuras». «Si recibieres
de tu prójimo su vestido o manta en prenda, se lo volverás antes de ponerse el
sol. No recibas de él usuras ni provecho[...]1. No te portarás como logrero ni le
impondrás usura». ARISTÓTELES
que «se trata de dinero hijo del dinero. De todos los modos de enriquecimiento,
éste es el más contrario a la naturaleza»2.
Comenta Montesquieu que los primeros romanos carecían de leyes que
regulasen la tasa de usura y por ello se guiaban por un criterio convencional,
aceptándose entonces un monto del doce por ciento anual. Más tarde, según
el autor, la Ley Licinia ordenó que se rebajase del capital lo que se había sido
cancelado por intereses, y que el resto se pagase en tres plazos iguales. Más
tarde, en el año 398 de la fundación de Roma, los tribunos Duellio y Menenio,
promulgaron una ley que reducía los intereses al uno por ciento anual3.
En España, ALFONSO X, prohibió el pacto usurario, afectando particularmente
a los cristianos. La Partida Primera, Título XIII, Ley IX, preceptuaba: «Que
Con todo, no ha sido constante la opinión sobre la necesidad y conveniencia
de sancionar el préstamo de dinero en términos usurarios, como lo precisa el
maestro CARRARA al comentar: «La historia moral de la usura es conocidísima,
y todos sabemos que según los diversos dogmas religiosos con que se han
gobernado los pueblos, el darle a otro dinero en préstamo en cambio de un
interés más o menos alto, ora se ha mirado como acto indiferente, ora como
pecado vituperable”4.
De esta forma, se han ensayado esquemas desde la prohibición absoluta del
cobro de interés por el préstamo de dinero con ventaja evidente, llegando en
ocasiones hasta el castigo más fuerte de todos, el penal o, la libertad absoluta
del préstamo, pasando por la regulación de la tasa de interés.
En el siglo XVIII, se produce un sensible cambio de criterio respecto al
préstamo con retribución, al punto de defenderse su licitud, argumentándose que
toda limitación en la estipulación del interés constituye un ataque al principio
de la libertad del hombre.
1 Éxodo 23; 25-26.
2 GATHERON, J. M., , Barcelona, Editorial Estela, S.A., p. 282.
3 MONTESQUIEU, Del espíritu de las leyes, (Traducción Mercedes Blázquez y Pedro de Vega), Madrid,
Editorial Tecnos, 1987, pp. 277 a 281.
4 CARRARA, Francisco, , vol. IV, Bogotá, Editorial Temis, 1981, p. 461.
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económica, circunstancia que implica un vicio en el consentimiento.
Como una postura intermedia, la Iglesia, a través de la encíclica
BENEDICTO XIV, dirigida a los obispos italianos el 1 de noviembre
el capítulo que sanciona los delitos contra el patrimonio económico, puede
tener una gran incidencia en el desarrollo de la empresa y la industria de un
país cuando sus propietarios no tienen acceso fácil y oportuno a los créditos
tanto acudir a quienes se aprovechan de la oportunidad y la necesidad, situación
que al parecer motivó a los legisla dores de 1980 a ubica r este comportamiento
en el título de los delitos contra el orden económico social.
A este respecto ha expuesto el profesor Antonio CANCINO: «Realmente, la
usura, como comportamiento generalizado, crónico, persistente, continuado,
altera el orden económico y más concretamente incide negativamente en el
desarrollo normal de la pequeña y mediana industria. En muchas ocasiones,
usureros y reducidores a cambio, por ejemplo, de cierta aparente elasticidad en
formalismos y trámites, pero con audaces medios de garantía y de desmesurado
provecho o utilidad, logran llevar a la quiebra a industriales y comerciantes
que ante un simple mal negocio no pueden soportar las condiciones en las que
han sido puestos por la avidez de esta clase de delincuentes»5.
Este criterio es compartido también por el autor Enrique BACIGALUPO, citado
por Agustín FERNÁNDEZ ALBOR, al precisar:
«No debemos olvidar que la usura atenta contra el bien jurídico que
requiere una especial protección, como es el orden económico social. Pues si
bien en principio, de una manera incipiente, puede estar dirigido a pequeños
comerciantes e industriales, su campo de acción va en aumento hasta repercutir
en el orden económico, ya a otros niveles. Sin perjuicio de su encuadram ie nt o
como delito contra la propiedad, se atenta también con estas conductas a la
en el ámbito del crédito comercial»6.
5 CANCINO MORENO, Antonio J.,
Penal, Bogotá, Ediciones Librería del Profesional, Editorial Colombia Nueva, 1983, p. 154.
6 FERNÁNDEZ ALBOR, Agustín, , Barcelona, Bosch, Casa
Editorial, S.A., 1978, p. 133.
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